Ya estamos aquí, os vamos a ayudar”. Es el mensaje que la población haitiana ha recibo tras el desembarco de las tropas estadounidenses. La rápida respuesta del presidente Obama, con el envío de 12.000 soldados y helicópteros, hace posible que, a una semana de la catástrofe humanitaria, el caos vaya cediendo paso al orden. Gracias a ello, es posible distribuir las miles de toneladas de ayuda humanitaria que llegan en cientos de aviones y barcos, de casi todas las potencias mundiales. El puerto, destrozado, se está reconstruyendo. El aeropuerto también empieza a trabajar a pleno rendiento y desde el país vecino, República Dominicana, se pueden organizar campamentos. Al fin, los muertos han dejado de ser bultos hinchados de putrefacción y hedor, para ser enterrados en fosas comunes. Ya van más de 75.000 personas enterradas y aún no se conoce la magnitud de la catástrofe ocasionada el terremoto peor de la historia. Casi tres millones de personas han sido desplazadas y lo han perdido todo. La emisora de radio Signal FM ha funcionado noche y día convirtiéndose en medio logístico donde los afectados acudían para dar cuenta de su existencia y saber dónde estaban los suyos. Hasta el presidente Sarkozy, que en un principio se opuso a la toma de Haití parte del ejército norteamericano, ha acabado reconociendo que la rapidez y reflejos de Obama han sido providenciales. En muchas zonas aún no había llegado ningún tipo de ayuda, y en otras, la que llegaba era objeto de violencia y pillaje. La autoridad haitiana ha quedado completamente anulada, si es que algún día existió, y desbordada esta terrible tragedia que ha devastado a todo el país y su población. Por otro lado, grupos de élite del mundo, cantantes, actores y empresarios, se han volcado en ayudar a esta desesperada población. En estos momentos, se trata de abastecer a los asentamientos a la intemperie que, fundamentalmente Cruz Roja y las ONG, están organizando. En algunos de ellos se hacinan hasta cien mil personas, con escasez de agua, víveres, y sobre todo medicinas y atención sanitaria. Con este terrible escenario, se discute la falta de reflejos de las organizaciones, como Naciones Unidas o el Departamento de Cooperación de la Unión Europea, frente a la rapidez de actuación de los Estados Unidos bajo la certera batuta de un presidente, Obama, que en Haití, como en la crisis económica mundial, ha demostrado una nueva y audaz forma de actuar. Aún queda mucho que hacer en Haití, entre otras cosas que la Comunidad Internacional, a través de sus organismos pertinentes, se siente para diseñar un presente y un futuro, a un país ya demasiado castigado catástrofes naturales y dictaduras políticas. “Hemos venido para ayudaros y nos queda quedaremos el tiempo que sea necesario para restaurar el orden”.
Concha Minguela
Directora de Gente en Madrid