EJERCER EL PERIODISMO CON TEMOR

carlos_GZLEZ
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Vivir con miedo es difícil, pero practicar el periodismo con temor es insotable. Con 13 periodistas asesinados en 2009, México ocupa, como en años anteriores, el triste privilegio de ser uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer la profesión, junto con Irak, India, Somalia y Filipinas.

 

En 2010 la tendencia no parece revertirse. El 8 de enero fue secuestrado, torturado y ejecutado Valentín Valdés Espinosa, retero del “Zócalo de Saltillo”. Yacía con un mensaje: “Esto les va a pasar a los que no entiendan. El mensaje es para todos”. En esta otunidad los sicarios cegaron la vida de este periodista de 28 años y comunicaron la macabra advertencia a quienes pretenden denunciar su lógica delictiva. El mensajero fue el mensaje, un aviso para intidar a la prensa, al pueblo y amenazar la democracia.

 

En Latinoamérica cuando los periodistas investigan y denuncian la connivencia de autoridades, policías, gobernantes con el cren organizado, inmediatamente reciben amenazas, seguientos, agresiones verbales o físicas, robos, ataques contra casas o vehículos y crímenes ejemplarizantes. Si bien el Gobierno de México creó en 2006 la Fiscalía especializada en delitos contra periodistas, esta institución carece de legitidad y confianza parte de las personas a las que debe proteger y se ha mostrado incapaz de investigar y resolver los casos.

 

La cultura del miedo se ha instalado en la sociedad, especialmente en los estados donde el narcotráfico ejerce el poder. Firmar retajes en México equivale a rubricar una sentencia de muerte, de ahí que gran parte de la prensa utiliza la autocensura como mecanismo de protección. No hay nada que esté enca del derecho a vivir, ni siquiera la libertad de expresión.

 

Los demás países de América Latina no deben mirar lo que sucede en México como un caso aislado. Según cifras de la Federación Internacional de Periodistas en esta región hubo un retroceso en materia de libertad de prensa. Una treintena de profesionales fueron asesinados en Latinoamérica y el Caribe en 2009. Narcotráfico, guerrilla, paramilitares, gobiernos, están bajo sospecha matar, amedrentar y perseguir a los reteros.

 

Con seis asesinatos, Colombia ocupa el segundo lugar detrás de México, seguida de Guatemala con cuatro, Honduras y Brasil con dos, y El Salvador, Venezuela y Paraguay con uno cada uno. Según el informe de la FIP, en Colombia el gobierno hace oídos sordos a los crímenes contra periodistas. En Venezuela, sin embargo, las agresiones proceden principalmente del Estado, mediante agresiones a profesionales. En República Dominicana, las intidaciones físicas contra reteros en 2009 llegaron casi al centenar. Honduras sufrió la represión de algunos medios críticos tras el golpe de Estado.  En Perú no hay crímenes pero sí las mayores tasas de agresiones, con 180 casos el pasado año.

 

Alguien debe hacer algo para que los periodistas dejen de estar en el punto de mira de las organizaciones delictivas. Los comunicadores deben poder trabajar con libertad y seguridad, como poleas transmisoras del derecho de las personas a estar informadas. Alguien debe hacer algo. Los gobiernos, la sociedad, la comunidad internacional, los colegas que observamos distraídos estas situaciones como algo normal, casi cotidiano. Tal vez, a la hora de hacer algo denunciarlo sea el prer paso.

 

CARLOS GONZÁLEZ PALACIOS

PERIODISTA

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