Escuchar a Helena Serrano emociona. Emociona su valentía, fuerza y optismo ante la vida y la adversidad. Helena, al igual que otros 700.000 pacientes en nuestro país, padece psoriasis, una afectación cutánea que da lugar a la sobreproducción de células de la piel que se acumulan en la superficie de la misma apareciendo placas enrojecidas y escamosas que pueden picar y sangrar. Los fármacos biológicos han conseguido que su vida cambie, y se olvide del rechazo y el estigma social que esta enfermedad produce en los pacientes.
‘A los nueve años me empezaron a salir placas en el cuerpo, y comenzaron los tratamientos con corticoides. Empecé a engordar y fui la prera a la que le salieron pechos en clase. Llegué a la conclusión de que era un mutante de la Patrulla X, pero yo no tenía un poder que me compensara. No encontraba explicación a mi incapacidad’.
Alrededor del 20 o 30 ciento de las personas con psoriasis presenta la variable más grave. En estos casos la escamación e inflamación puede llegar a afectar a la totalidad de la piel. Helena es uno de esos Pacientes en los que la enfermedad puede llegar a convertir todo el cuerpo en una manta roja llena de escamas. Ver fotografías de su cuerpo en los momentos más severos de los brotes, puede herir la sensibilidad de más de uno.
Helena nos cuenta cómo desde muy joven luchó buscar ese ‘poder mutante’ que le diferenciaba del resto de la gente, y lo duro que ha sido en algunos momentos. ‘Tener esta enfermedad supone no playa, no gnasio, no fotos, no espejos, explicar a todo el mundo que tienes psoriasis, escuchar los consejos y tratamientos de todo tipo… he tenido la suerte de contar con el apoyo de mi pareja y mi familia, pero reconozco que ha habido momentos en los que he tenido miedo, sobre todo de que mi hija se avergonzase de mi’ confiesa..
La vida de una persona con psoriasis supone estar en tratamiento médico de vida. Los tratamientos tradicionales para la psorias
El tratamiento con fármacos biológicos ha abierto una puerta de esperanza a estos Pacientes. No sólo sus resultados, sino también la comodidad que supone en la administración de los mismos, en el que el número de dosis se reduce considerablemente.
Los medicamentos biológicos son relativamente nuevos, y se definen que la única forma de producirlos es a partir de células de seres vivos. Los fármacos biológicos monoclonales, a diferencia de los quéricos, están íntegramente producidos proteínas humanas, y se comtan como los propios anticuerpos del ser humano.
Según Lluis Puig, coordinador del Grupo de Psoriasis de la AEDV, ‘son candidatos a los tratamientos con fármacos biológicos los Pacientes en los que no han funcionado otras terapias, o el Paciente no puede someterse a los tratamientos sistémicos’. El objetivo últo de estos tratamientos es conseguir un blanqueamiento de las zonas de la piel afectadas produciendo una mína afectación.
Helena ha conseguido gracias a uno de estos fármacos decir adiós, aunque de forma momentánea, a la psoriasis. Ahora ya no esconde su cuerpo, ni tiene que llevar una cinta en la cabeza, y puede ir a la playa. Aunque el camino ha sido duro. ‘Estoy muy cabreada con la psoriasis, su culpa no pude tener a mi tercer hijo, y he sufrido dos operaciones de cataratas el tratamiento con corticoides’. Tras esta larga lucha, Helena nos asegura que ya ha encontrado el ‘poder mutante’ que desde su adolescencia llevaba buscando. Ese poder le define como la resiliencia. Una capacidad innata para ver la vida de una manera positiva, y no dejarse amedrentar ante las adversidades.
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