Los 300 mil eurazos que va a recibir el capo de la SGAE al jubilarse han causado estu. No solo la cuantía de la cifra, sino la escasa ejemplaridad que ello supone, en unos tiempos en que se nos quiere hacer trabajar hasta los 67 años a los ciudadanos. Seguro que la cantidad que va a percibir el excelso directivo de los autores es completamente legal, puesto que ya se había hablado en su día de los millones que se gastó este organismo librerecaudador para blindar la jubilación de su Alta Dirección, uno de los grandes logros del Sr. Bautista cierto, pero éticamente es una boñiga inmensa que se suma a las pequeñas bostas que han ido expandiendo todo el país los honrados inspectores de la SGAE y que tanto han protestado peluquerías, residencias de la tercera edad, colegios, organizadores de festivales benéficos y posiblemente dentro de muy poco, los curas de las parroquias de toda la España cañí, a los que se les ocurra cantar una misa de difuntos. Digámoslo sin complejos: Algo huele mal en la sede de los autores españoles, y si éstos no ponen remedio a la que están liando sus excelsos representantes, seguramente se convertirán pronto en los ciudadanos mas despreciados todos los contribuyentes. Triste situación que no les deseamos a ninguno de ellos. Porque, a ver si nos aclaramos, una cosa es decir que uno se muere de hambre que la gente no quiere pagar y otra que quien lo dice en nombre todos los creadores, nos pasee los morros los 24.511,49 euros de su retiro dorado, que vienen a ser el 90% de lo que cobra en activo. Una pasta que comparada con los 514 euros que cobra una viuda en este pais es una auténtica vergüenza para el que cobra, pero también para quienes se lo pagan.
Manuel Fernando González Iglesias
Editor y Director
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