LAS CAJAS, QUINTAS Y EL NUEVO MODELO

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No entraba entre las hipótesis de Juan Ramón Quintas, presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), que la grey cajista se iba a rebelar contra sus planes de nombrar a Amado Franco, presidente de IberCaja, como su sucesor, pese a haberse saltado a la torera la tradición que marca que solo dos semanas antes de que se materialice la salida de un presidente, el consejo estudia las propuestas y se proclama al sucesor unanidad, que debe ser ratificado posteriormente la Asamblea.

 

 

Nombrado director general de la CECA en 1994, y ocho años más tarde presidentedirector general, Quintas tuvo el privilegio de ser el prero en ocupar los dos puestos a la vez, aunque desde abril de 2009, tras haberse jubilado como director general al cumplir los 65 años, mantuvo la presidencia de la patronal. Para llegar a esa privilegiada situación, el economista gallego tuvo que rechazar el ofreciento del presidente de la Xunta de Galicia, Núñez Feijóo, de convertirse en conselleiro de Economía con el contundente argumento de que “las cajas me necesitan”.

 

Al final, según sus adversarios, el dinero y la fama le pudieron y enca del oropel político Quintas prefirió seguir cobrando los 700.000 euros anuales que ingresaba como consecuencia de su pactada jubilación y seguir jugando el papel de “gurí” desplegando todas las tribunas públicas sus pronósticos y conocientos sobre el sector financiero.

 

Porque si de algo no se puede acusar al saliente líder de la CECA es de no decir siempre lo que pensaba y generalmente con buen juicio y gran conociento, aunque en ocasiones, esa actitud le generara más enemigos que amigos.

 

Entre su ideario, solo recordar cuando definió al sistema financiero espan?ol de “pueblerino”; cuando propugno?  “dividir a los bancos” para que fuera ma?s fa?cil “protegerlos”; cuando acuso que “en los temas fundamentales son los intereses de la clase privilegiada y con un poderoso lobby” los que deciden; cuando a finales de 2008 aseguraba que ninguna de las 45 cajas de ahorros españolas atravesaba una situación crítica; cuando calificaba de “esperpento” el intervencionismo público en Caja Madrid “el más descarado” que recordaba en sus 26 años de experiencia en el sector financiero, o cuando pedía el adelanto de las elecciones generales.

 

Tras su marcha, la CECA se apresta a modificar el escenario en pleno proceso de reestructuración de sus asociadas, en el que se ha avanzado relativamente poco, a la vez que se va acortando el plazo  fijado la Unión Europea para que este se lleve a cabo, salvo que las gestiones que el gobierno está realizando, tenga éxito y se consiga prolongar el plazo.

El proceso de selección iniciado y que tiene fecha de caducidad el 20 de abril, no esta en absoluto despejado. La intervención política en el resultado parece asegurada como está constatado que se produjo en el inicio del proceso que ha terminado con las pretensiones de Quintas.

 

Los candidatos públicos están en los medios de comunicación, y todo parece indicar que la solución final va a estar entre Faine (Caixa) y Medel (Unicaja), ambos máxos exponentes de dos maneras de entender el papel de las cajas, aunque los nombres del propio Franco, Egea (Caja Murcia) y Olavarrieta (secretario general de la CECA), aparecen en segunda linea como representantes de las entidades que no se alinean con los dos preros. Grandes y pequeños no tienen necesariamente los mismos intereses y la sombra de las elecciones autonómicas de 2011 se proyecta sobre la casi totalidad de los miembros del Consejo de la CECA, aunque todo parece indicar que el actual modelo de cajas ha dado de si todo lo que podía dar.

 

Carlos Díaz Güell es consultor y profesor de la UCM

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