Todo aquel ciudadano que haya visto su vuelo cancelado debido a la nube de ceniza procedente del volcán islandés ‘tiene derecho a reclamar los gastos de alojamiento y manutención´ según el Ministerio de Sanidad y Política Social.
El reglamento es claro y está bien detallado, el problema, como casi siempre, es que los ciudadanos no saben cuáles son las reglas del juego. Según la Ley de Transte Aéreo, basándose en la legislación europea, a groso modo, el transtista está obligado a ‘ofrecer gratuitamente a los pasajeros afectados comida y refrescos suficientes, en función del tiempo que sea necesario esperar al traste alternativo ofrecido la compañía aérea´.
Además, el texto también indica que si la salida hacia tu lugar de destino sufre un retraso que te obliga a viajar al día siguiente, la compañía también debe hacerse cargo de buscar un alojamiento en un hotel con el transte que te desplace. Toda aerolínea está obligada a dar la información de estos derechos a sus clientes pero si no lo hacen, el Ministerio pide que se denuncie e indica que en caso de ‘no ser atendidas estas denuncias las propias aerolíneas, los afectados podrán presentarlas ante la Agencia Española de Seguridad Aérea (AESA) y/o las autoridades de Consumo´. De hecho, cualquier pasajero tiene la opción de elegir entre el reembolso de su billete o un transte alternativo que le lleve hasta su destino final.
Algunas compañías aéreas, como es el caso de la española Iberia, no han esperado a que el Gobierno interviniese y han cumplido con sus obligaciones desde el prer momento. En cambio, muchas otras han tratado de sacar ventaja de la inexperiencia o poco conociento de los pasajeros que llevan esperando días en los aeropuertos europeos para poder llegar a sus destinos.
Eso sí, para que el pasajero pueda solicitar los gastos derivados de esta situación, deben guardar las facturas y recibos de manutención y del hotel donde se han tenido que alojar. Una vez lleguen al destino, se presentará con todos los comprobantes ante la compañía aérea y se realizará la reclamación económica. Pero una de las condiciones inexorables es llegar al destino final medio de la compañía aérea, no ejemplo, como está ocurriendo estos días, que el ciudadano se busque su cuenta un desplazamiento y después reclame el dinero. En Barajas, hay quien ha llegado a pagar 2.000 € un taxi hasta Suiza.
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