Madrid ha albergado durante esta semana la Conferencia sobre Factura Electrónica en Europa organizada la Presidencia española de la Unión Europea (UE) y la Comisión Europea.
La Declaración de Granada sobre la Agenda Digital Europea, aprobada el pasado 19 de abril la Unión Europea, recoge el papel de la factura electrónica como elemento relevante para avanzar en la creación de un mercado único digital europeo, favoreciendo el comercio transfronterizo entre los Estados Miembros, y también como elemento potenciador de la innovación y de la eficiencia de funcionamiento de las organizaciones, en particular de la Administraciones Públicas.
Pymes y Factura Electrónica, Interoperabilidad, Estándares y Marco legal de la Factura Electrónica han sido los cuatro marcos de debate sobre los que se ha estado trabajando.
Según las estaciones realizadas la entidad Billentis, de los más de 30.000 millones de facturas que se generarán en Europa en 2010, más de 2.200 millones serán facturas electrónicas, con más de 2,5 millones de empresas y 56 millones de consumidores que harán uso de ellas. El creciento estado del número de facturas electrónicas emitidas en Europa en 2010 es del 37%.
España está, junto a los países nórdicos, en el grupo de países en posición de liderazgo en lo que se refiere a la facturación electrónica entre empresas, con una penetración estada de más del 12% de facturas electrónicas respecto del total en 2010. En el caso de la facturación electrónica a consumidores, la penetración en España se sitúa entre el 1% y el 6%.
Durante la Conferencia se presentaba el informe elaborado el Grupo de Expertos de la Comisión Europea, que propone el estableciento de un Marco Europeo de Factura Electrónica y ofrece una serie de recomendaciones para la provisión de servicios de factura electrónica de forma abierta, competitiva e interoperable en toda Europa. El objetivo final es promover la adopción masiva de la factura electrónica.
El informe destaca que la factura electrónica tiene un gran potencial y que hay muchos casos en los que las empresas y el sector público ya la han adoptado como parte integrante de sus procesos de negocio. No obstante, aún hay una serie de barreras que obstaculizan una adopción más amplia, especialmente parte de pequeñas empresas y particularmente cuando se trata de facturación electrónica intraeuropea.
Según el informe, entre los beneficios de la facturación electrónica destacan la mejora de la competitividad, potenciales ahorros de costes, la mejora del cashflow, beneficios medioambientales, la mayor eficiencia de las cadenas de suministro, la liberación de recursos para un trabajo más productivo y el pulso para el desarrollo del Mercado Único.