LA SENTENCIA

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El que el Tribunal Superior de Catalunya haya sentenciado contra el CAC y le haya dicho que las concesiones de la TDT en el 2005 se otorgaron indebidamente a las Televisiones públicas, cuando el reparto de la 37 licencias hubiera debido ser el que indica el concurso de 24 mas 13. Este Fallo judicial abre la puerta a que el Consell se replantee esa forma de repartir lo público que tantas veces le hemos criticado, de la misma manera, que en contra de la opinión de sus críticos mas feroces, hemos defendido su existencia como Organismo regulador con competencias plenas. Los ganadores de este pleito, una empresa afincada en Vitoria de nombre INGEST 2002, no me merecen ninguna credibilidad y al CAC mucho menos, puesto que la ha multado en varias ocasiones emitir sin licencia, publicidad fraudulenta y también colocar en antena mensajes eróticos en horario infantil. La programación que nos ofrecen los señores de Infraestructuras y Gestión es también de una “calidad incontestable”: concursos, contactos sexy y tarot. Una parrilla que les produce unos ingresos de casi dos millones de euros al año. Con semejantes mbres, comprenderán que las autoridades catalanas no solo no les den facilidades para que emitan, sino que se empeñen en sancionarles cada vez que se pasan de la raya. Para los que piensan que las autonomías no sirven para nada y que son reinos de taifas, en los que el emir de turno hace lo que le viene en gana, esta Sentencia les viene a decir, que la Justicia con mayúsculas no entiende ni de naciones, ni de banderas y que en el Tribunal Superior de Catalunya todos somos iguales ante la ley. A partir de ahí, el Consell Audiovisual no debe repetir el error, y otorgar a quien se lo merezca esas trece nuevas licencias que deben salir de nuevo a concurso. Ojalá no se las lleven los mismos de siempre.


Manuel Fernando González Iglesias

Editor y Director

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