Los Pacientes con el Síndrome de Fatiga Crónica aseguran que ‘el derecho a la atención médica es sistemáticamente vulnerado, y se deriva a los enfermos a las vías judiciales’.
La celebración del Día Mundial del Síndrome de Fatiga Crónica sirve para convertir a los ‘pacientes invisibles’, como se autodenominan los enfermos de Síndrome de Fatiga crónica, en ciudadanos visibles.
El Síndrome de fatiga crónica es una enfermedad orgánica, multisistémica y crónica. Afecta de manera progresiva al sistema inmunológico, neurológico, cardiovascular y endocrino, y se caracteriza causar una fatiga grave, además de otros síntomas.
Las diferentes sintomatologías y la dificultad de diagnóstico que supone esta patología, convierten a la enfermedad para muchos facultativos médicos en una enfermedad de carácter psicológico cuanto menos. Según señala Carmen Ovejero, miembro de la Asociación Madrileña de Encefalomielitis Miálgica, Síndrome de Fatiga Crónica y Disfunción Inmune (AMEM/SFCDI), ‘los Pacientes se ven condenados inquisitorialmente a la condición de vagos el sólo hecho de sufrir una enfermedad que rechazan las Instituciones’.
‘Estás, ejemplo, trabajando y lo prero que sucederá es que te darán una baja depresión, que el Síndrome de Fatiga Crónica no existe. Te encontrarás abocado a tomar antidepresivos, que tu entorno te pida que “te anes” o que vean la cara que pones. En tu trabajo, lo normal es que se inicie el proceso de despido‘, relata Carmen.
En la actualidad el manejo de la enfermedad ha quedado relegado a la Atención Praria o hacia la Psiquiatría, considerándola como ‘una enfermedad social’. Según explica Carmen Ovejero, ‘el derecho a la atención médica es sistemáticamente vulnerado, y se deriva a los enfermos de Síndrome de Fatiga Crónica a las vías judiciales, dejando en manos de las familias de los afectados todo el peso de cargar con la cruz de una enfermedad tan dura’.