Sólo el 2% de las compañías utilizó el coche como retribución

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¿La causa? La crisis. Las estrictas políticas de recortes salariales como medida de ajuste la crisis ha reducido drásticamente la presencia de vehículos de incentivos en el panorama empresarial español en este últo año.

 

En este sentido, según revela la III edición del Observador del Vehículo de Empresa (CVO), promovido Arval, tan sólo un 2% de las compañías de nuestro país, frente al 8% de 2009, utilizó el coche corativo como retribución al empleado durante el año pasado.

 

No obstante, el estudio perfila estrategias diferentes a la hora de ‘compensar’ al empleado según la densión de la compañía. De esta forma, el informe pone de manifiesto que los empleados de las pequeñas y medianas empresas fueron los más afectados este ‘recorte salarial’, ya que se vieron obligados a prescindir de su vehículo de empresa para contribuir a mantener sus cuentas. De hecho, la presencia del coche de empresa como fórmula de retribución en las pymes retrocedió seis puntos centuales con respecto a 2009.

 

En lo que se refiere a las grandes coraciones, curiosamente, el vehículo de incentivo se utilizó como método de recompensa al empleado ante las congelaciones salariales. Esto explica que en este segmento la presencia del coche de empresa experentara un creciento de ocho puntos centuales, hasta alcanzar el 26%.

 

Por otro lado y según el estudio, reorientar la estrategia de retribución de los empleados no fue la única medida adoptada las empresas para ahorrar costes. De esta forma, casi la mitad (48%) de las compañías plantadas en nuestro país recortó su inversión en la compra de vehículos con el fin de alcanzar este objetivo.

 

En este sentido, las empresas españolas se han apretado el cinturón en mayor medida que sus homólogas europeas (33%) debido a la mayor virulencia de la crisis sobre sus cuentas de resultados. Así, las grandes coraciones han tratado de hacer frente a la crisis adoptando medidas de ajuste más severas que las pequeñas y medianas empresas, conscientes de que el gasto en flotas es uno de los capítulos más gravosos, sólo detrás de los recursos humanos y la informática.

 

Esto explica que  el 82% de las empresas se atribuya la exclusiva de decidir sobre los vehículos que deben integrar su flota con independencia de las preferencias del usuario, con el fin de ceñirse a modelos que respondan únicamente a las necesidades de la compañía, dejando de lado criterios estéticos o gustos personales. Por su parte, un 11% de las compañías consultadas confiere a sus empleados la potestad de decidir libremente, aunque ajustándose a un presupuesto, sobre el que será su vehículo de trabajo y sólo un 6% les permite escoger entre una lista de modelos prefijada la compañía.

 

En lo que respecta a la adquisición de vehículos de empresa, las compañías españolas demandan mayor apoyo público para la renovación de sus flotas, ya que más de las tres cuartas partes (77%) considera que iniciativas gubernamentales como el Plan 2000E, puesto en marcha hace un año, han tenido un pacto prácticamente nulo en su decisión de compra; una opinión que comparten el 79% de las empresas plantadas en Europa, donde los planes de incentivos fueron eficaces para dinamizar la demanda de particulares pero no así de empresas.

 

Por últo, señalar que casi la mitad reconoce haber adoptado medidas para rebajar el consumo de combustible (47%), una cuarta parte haber reducido el tamaño de sus flotas e incluso la categoría de sus vehículos (10%).

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