Prohibido fumar, permitido beber

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Con la llegada del verano numerosos ayuntamientos programan actividades para los jóvenes dentro de sus fiestas patronales. Una de las prácticas más reiteradas y con mayor aceptación es la celebración de megabotellones, concentraciones en las que grupos de jóvenes se reúnen para beber alcohol en la calle. Como si hiciera falta dar ideas. Es habitual asistir cada vies y sábado noche a ingentes aquelarres etílicos en parques y aparcamientos donde los jóvenes beben sin ningún tipo de control, con frecuencia hasta acabar cayendo inconscientes. La resaca no afecta sólo a estos botelloneros, sino a la convivencia de quienes al día siguiente se encuentran una alfombra de cristales rotos, botellas de plástico, vasos y todo tipo de restos de la fiesta nocturna. Todo un espectáculo. No es necesario que los ayuntamientos programen botellones, la juventud ya se les ha adelantado, así que pueden ahorrarse el esfuerzo, no así el dinero que cuesta la lpieza del campo de batalla. En la Comunidad de Madrid rige desde 2003 la Ley de Drogodependencia, más conocida como ley antibotellón, que prohíbe y penaliza el consumo de alcohol en la calle, pero permite que los municipios lo autoricen expresamente en sus fiestas patronales. Y las fiestas están al caer. Debe ser que la cercanía del periodo electoral en Madrid mueve a los alcaldes a buscar el voto joven al precio que sea, y quieren pasar los más enrollados, pero se avecinan jornadas de botellón a lo largo y ancho. A ver quién da más facilidades para emborracharse. Tanto que la Delegación del Gobierno ha tenido que escribir a todos los alcaldes pidiéndoles que deliten ‘botellódromos’ para garantizar la seguridad de los ciudadanos y evitar desórdenes. Debe tener en mente la batalla campal con asalto a comisaría incluido en la que derivó el botellón del año pasado en las fiestas de Pozuelo, con veinte jóvenes detenidos y diez agentes heridos. Las ágenes de los enfrentamientos dieron la vuelta a España y ahora parece que no hemos aprendido la lección. ¿No sería más productivo, en lugar de inducir al consumo de alcohol bajo el pretexto de las fiestas, programar propuestas de ocio alternativas en las que la diversión no se sustente sólo en el consumo de alcohol? Es otuna la anticipación que reclama la Delegada del Gobierno, Amparo Valcarce, solicitando planes de seguridad en previsión de incidentes, pero a mí que  me expliquen qué se prohíbe fumar y no se prohíbe beber.

 

Alberto Castillo

Director de Gente en Madrid

http://www.gentedigital.es/blogs/sinacritud

 

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