‘En la mayoría de los casos existe un culpable y hay que luchar para que no se den las circunstancias’, asegura Flor Zapata, una madre que desde que su hija Helena falleciera en un siniestro de tráfico no ha dejado de trabajar en pro de la seguridad vial. Fruto de este esfuerzo nació el blog ‘¡Quiero Conducir, Quiero Vivir!’, que cumple cuatro años. ‘Me gustaría pensar que con mis escritos he conseguido que algún conductor se lo haya pensado a la hora de realizar una acción prudente’, afirma Flor. En prseguridad vial hemos hablado con ella acerca de la labor de los medios de comunicación, su blog y lo que ha cambiado en estos cuatro años.
Durante este tiempo, su trabajo ha sido crucial para lograr que se elinara un tramo peligroso en la curva de la M607 tras un video que recorrió la mayoría de redacciones y ha denunciado los 200 euros que se reclamaban a una madre los desperfectos producidos un accidente en el que falleció su hijo. Flor Zapata, madre de Helena, que murió el alcohol que otro conductor tomó, asegura que los inicios fueron duros. A pesar de todo, ‘¡Quiero Conducir, Quiero Vivir!’ cumple ya cuatro años.
Los inicios fueron muy dolorosos, me encontraba en el momento más álgido de dolor y necesitaba escribir para denunciar y para concienciar. A mi hija la había matado un conductor ebrio. No se daba ninguna circunstancia para que existiera un accidente (una autovía, buena visibilidad, ninguna circunstancia atmosférica adversa, a las cuatro de la tarde). Tenía que luchar para que no les pasara a otros y no tenía ni idea de cómo funcionaba un blog pero con mucho tesón y algo de ayuda, el blog se convirtió en mi diario, mi terapia y a la vez en un medio de denuncia sobre los mal llamados accidentes de tráfico.
¿Has notado algún cambio durante estos cuatro años en materia de seguridad vial? ¿Se le da mayor tancia?
Por supuesto. Suelo decir ‘Cómo hemos cambiado’ en recuerdo de la canción de Presuntos Implicados, que tenía una connotación especial con mi hija. Sí, hemos cambiado mucho, aunque aún queda mucho hacer. La reducción de víctas es significativa pero aún son muchos los muertos en siniestros de tráfico.
Creo que el cat puntos, los radares, los controles de alcoholemia y la reforma de la Ley Penal en lo referente a los delitos de tráfico han ayudado a la disminución de víctas. Y la nueva Ley de Tráfico debería convertirse también en un instrumento más para esta reducción.
Hace cuatro años sería pensable vuestra propia página dedicada a la seguridad vial y esta entrevista. Pero hay que conseguir que la asignatura de seguridad vial sea obligatoria en la educación.
¿Cómo ves el tratamiento informativo que están dando los medios de comunicación a los accidentes de tráfico?
Para las víctas, los medios de comunicación han sido fundamentales en nuestra lucha. Hace cuatro años, cuando yo escribí a Iñaqui Gabilondo para que en sus noticias de “Cuatro” hablara cada lunes de los muertos en las carreteras como anteriormente lo hacía en la radio, y les pusiera cara, las televisiones no hablaban de estas víctas. Ahora, todas las cadenas dan la información de las víctas de los accidentes de tráfico en el fin de semana, aunque sigue siendo sólo un número. Y deberían poner cara a esas víctas, que son más que un número. Cada muerto es un drama, un plato vacio en una mesa, un sueño roto, un proyecto sin finalizar, una habitación vacía e intacta mucho tiempo y unos padres, hermanos, familiares destrozados para siempre.
Es fundamental que estén ahí recordándonos que el próxo puedes ser tú, si no actúas con responsabilidad o denunciando las cosas que no están bien.
Has contribuido a mejorar la situación de dos familias, ¿crees que has podido ayudar a muchas más a través de este blog?
No, no he ayudado a mejorar la situación de dos familias, ¡ojalá!, sólo he ayudado a denunciar sus casos o a que se conocieran o divulgaran más. Dos casos muy injustos. Uno, morir en un punto negro y no hacer nada para que ese punto deje de existir, y el otro, perder a un hijo y pedirte que pagues los desperfectos de la calzada. Tan culpable es un conductor que produce una muerte conducir con alcohol, exceso de velocidad o cualquier otra infracción, como las administraciones permitir que existan calzadas que con su mal trazado, manteniento o señalización producen muertes. Y también hay que exigirles humanidad y apoyo psicológico para las víctas y no tratar de cobrar 200 euros cuando una persona se ha quedado en el asfalto.
En cuanto al resto, me gustaría pensar que con mis escritos he conseguido que algún conductor se lo haya pensado a la hora de realizar una acción prudente, pero en cuanto a las familias de víctas supongo que lo único que he podido conseguir es que no se hayan encontrado solos, que hayan sabido que somos muchos los que hemos pasado lo mismo y que es fundamental que no nos quedemos parados ni bloqueados el dolor. Tenemos que seguir sacando fuerzas para luchar que a otros no les pase.
¿Cómo definirías la situación actual en la que se encuentran las víctas y sus familiares?
Aún se necesita mucha ayuda psicológica. Solo en un mes se pueden producir más víctas que en un accidente aéreo, pero son muy pocos los que tendrán el apoyo de un psicólogo cuando les den la noticia o los días posteriores. Sólo algunos ayuntamientos cuentan con este servicio de ayuda. Para el resto, les toca pasarlo a pelo o buscarse la vida.
Y la ayuda económica no es mejor. Las indemnizaciones son las más pequeñas del resto de Europa. Nuestras víctas son de tercer grado y no hablemos de los que no resultan muertos pero si rotos y con secuelas para toda la vida.
Hace años, cualquier accidentado cobraba una indemnización mucho mayor que la que se recibe hoy en día. Por eso, las víctas se han unido para presentar un proyecto de mejora de indemnizaciones.
Un consejo para todas ellas.
Yo les diría que no asuman con victismo nuestra tragedia. Conducir no debe ir ligado a morir, de ahí el título de mi blog ¡Quiero Conducir, Quiero Vivir! No podemos pensar que ha sido una mala suerte, una fatalidad, o un tributo a los dioses la modernidad. En la mayoría de los casos existe un culpable y hay que luchar para que no se den las circunstancias. Es cuestión de todos: conductores, peatones, políticos, administraciones. Y todos tenemos que poner nuestro granito. Es fundamental la educación de los niños. Los futuros conductores. Pero hasta que estos lleguen a nuestras carreteras, habrá que educar a los que ya estamos en ellas. Y hay que seguir exigiendo mejoras de las administraciones y que las leyes se apliquen: justas y a tiempo, para que surtan efecto.
Y esta lucha ayuda a sobrevivir, aunque no quita el dolor. Y, supuesto, que busquen ayuda psicológica para llevar el duelo de una forma no enfermiza.