Crónicas del Hi-Malaya (II): Sólo faltaba la alfombra roja

Salajuicio
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GORKA ZAMARREÑO (ENVIADO ESPECIAL) Casi al filo del amanecer, la entrada al Palacio de Justicia de Málaga ha visto apostarse en sus escalinatas a los preros informadores. Hoy era el gran día que estaba señalado en la agenda de muchos en color rojo: Inicio del Juicio de la Operación Malaya. Los protagonistas de este culebrón de la corrupción eran menos madrugadores. Las escalinatas de la Audiencia acordonadas para la ocasión, a falta de una alfombra roja se  cubren de precintos policiales. Algunos acusados de rostros anónos se cuelan entre las cámaras, los funcionarios y los letrados que, con prisas, suben al trote las escaleras.

 

 

Frisando las 9 de la mañana, uno de los preros en llegar es Francisco Román, ex alcalde de Marbella, toma decidido el camino de los juzgados  con brío y seriedad. Su mata de pelo grisáceo y el pecable corte de su traje azul marengo, presagian una larga jornada. Le sigue a los pocos minutos, con estilismo posible, un José María González de Caldas, ataviado con una chaqueta azul en la que luce un desordenado pañuelo lila. El empresario taurino se siente seguro de si mismo y se toma su tiempo en recorrer la distancia que le separa del control de seguridad. Los minutos transcurren y los abogados llegan como un goteo, tras ellos. Con su flameante melena blanca al viento, Rafael Gómez, “Sandokan” viste traje azul, camisa de color hueso y corbata a  juego con la vestenta, el promotor cordobés se detiene sonriente ante las cámaras.

 

Minutos más tarde se forma el prer montón que nada tiene que envidiar a los que se producen en los encierros de los San Fermines. Isabel García Marcos, más conocida como “La Rubia”, con sus facciones deformadas el exceso de inyecciones de silicona hace acto de presencia. Luce un discreto conjunto de blusa y pantalón color beige con reflejos dorados, hoy no acudirá a su trabajo en la inspección médica. Se la percibe tensa aunque fuerza una sonrisa. Rauda sube las escalinatas de la audiencia sin detenerse.

 

Son ya las 9.30, casi ajena a la situación, una elegante y seria Montserrat Cogulla, con chaqueta y pantalón color cámel y sandalias a juego, sube rápida la escalinata en compañía de su abogado. Casi a su vera, en excelente estado de forma el constructor granadino José Ávilas Rojas, todavía pendiente de que se confirme su sentencia de cárcel delito fiscal, llegaba a los controles de seguridad.

 

La “troupe” de Aifos aparece separado. Jesús Ruiz el otrora gran empresario del ladrillo, sólo con traje oscuro y cabizbajo. Más sonrientes Francisco García Lebrón, ex director comercial con gafas al más puro estilo “Uno de los nuestros” y el cuñadíso, Jenaro Briales de traje marrón y moreno caribeño. También pasa allí la mujer de Roca ajena a comentarios. Su estilismo es discreto, falda chaqueta estilo Chanel en coordinado negro y blanco y unos enormes tanques negros que elevan su estatura al menos medio palmo.

 

Llega el Cachuli

 

Al cabo de unos minutos, otro de los grandes protagonistas de la Malaya, Julián Muñoz, llega veinte minutos antes de la hora fijada para el juicio. Viste un pecable traje azul, zapatos Lotusse de doble hebilla, pelo engominado y gafas oscuras. No se le notan las estrecheces que sufren los españoles en estos tiempos. Se apea de un Range Rover oscuro últo modelo conducido su chofer, mientras que en su muñeca asoma un Patek Philippe de acero, a su lado Javier Saavedra el abogado de los zapatos bicolores, el público que está apostado en las barandillas le grita que le tire los zapatos.

 

Pasan las diez y todo el mundo echa de menos a la ex alcaldesa Marisol Yagüe que llega tarde, melena rubia de peluquería la viento, enfundada en un modelo negro en el que sus generosos atributos luchan liberarse de la presión. En sus manos un discretíso bolso que ita la piel de un leopardo mientras que su mirada permanece oculta tras unas gafas de sol “vintage”.

 

Defensora de Roca

 

Los acusados han copado una sala donde las defensas ocupaban el espacio restante. Todo estaba dispuesto, y el juicio presidido José Rodino, se ha iniciado pasadas las 10.30 con una única ausencia entre los acusados, José Mora que no estaba presente enfermedad. Los movientos nerviosos delataban a quienes otrora ocuparon las mejores mesas del Marbella, los palcos de los teatros y las habitaciones de los hoteles más suntuosos.

 

La estrategia de las defensas está clara, como Rocío Amigo, abogada defensora del presunto cerebro de la trama de corrupción, Juan Antonio Roca se ha encargado de poner en evidencia. La letrada ha insistido en la anulación de las escuchas Telef.nicas realizadas a los acusados del caso Malaya, mientras que la codefensa, ejercida Yolanda Terciado se centraba en solicitar la nulidad de los registros practicados en las diferentes sociedades de las que era titular Roca. Algunas de las acusaciones de la letrada han rallado en el insulto, como cuando ésta ha acusado al juez Torres de “servilismo” para con la policía.

 

Tras un breve receso, la sesión se retomó a las 12.30, algunos como Sandokán han aprovechado el receso para zamparse un buen bocadillo de jamón y queso y recuperar fuerzas.

 

Es el turno de Horacio Oliva, abogado malagueño afincado en Madrid y que guarda un extraordinario parecido con su hermano Francisco, Director de la Escuela de Hostelería de la Cónsula. En su alegato, bien estructurado, Oliva que defiende a los abogados del gabinete jurídico Sánchez Zubizarreta Soriano Pator ha solicitado la nulidad de las resoluciones en las que se acordaron las detenciones de los letrados del bufete.  Oliva cuestionó la legalidad del registro del despacho madrileño y manifestó la indefensión a la que se vieron sometidos sus clientes. Así mismo, puso sobre la mesa la desaparición de 5.000 folios del sumario con lo que se podrían conceder nulidades parciales.

 

‘No pude jiñar’

 

La nota cómica del día la procionó Francisco Soriano Zurita uno de los acusados miembro del bufete y que ejercía labores de defensa junto con Oliva. Tras enzarzarse en disgresiones sobre la legalidad de los registros y detenciones, el sexagenario abogado que también defiende a Manuel Sánchez Zubizarreta, afirmó que el sumario es “fruto de una voluntad caprichosa del juez”. Así mismo enfatizó que “Es radicalmente nulo, es el fruto envenenado de una mente dirigida una voluntad arbitraria, investida de poder”, aseveró Soriano, quien criticó duramente al instructor, al señalar que quiso “ser el que se erige como único juez para investigar este procediento” y que tuvo “voluntad arbitraria”. Aseguró, además, que se convirtió en un juez “parcial e inquisidor”.

 

Tras las duras acusaciones, Soriano continuó relatando, con todo lujo de detalles las condiciones de su paso los calabozos, donde “no pude jiñar” dado el deplorable estado de los mismos. Del mismo modo el abogado se quejaba de la agen negativa que el caso les ha acarreado a sus compañeros y a él sobre todo en la red de redes “Mis amigos me llaman y me dicen: mira intet Paco. Eres un Malayo”.

 

Tras su disertación el juez se compadeció de los presentes y a las 14.32 procedió a levantar la sesión. La familia Sandokan esperaba al “paterfamilas”; sus dos hijos, mujer y madre lo alientan a la salida. Algunos con más prisas que otros, acusados, abogados y público abandonaron la sala mientras se escuchaban los lamentos del hijo de Marisol Yagüe “No le han dado de desayunar. Pobrecita mi madre”.

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