Crónicas del Hi-Malaya (VII): ‘El clan Guadalpín se defiende’

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GORKA ZAMARREÑO (ENVIADO ESPECIAL A MÁLAGA) ¡Al recobrar los sentidos, que perdí la tristeza y la compasión que me causó la suerte de los dos cuñados, vi en derredor mío nuevos tormentos y nuevas almas atormentadas doquier iba y doquier me volvía o miraba”. Este es el extracto del comienzo del tránsito de Dante el sexto infierno y al que se ha referido Nicolás González Cuéllar, abogado de Jesús Ruiz y Francisco García Lebrón.

 

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El letrado realizó una defensa cerrada de los acusados prevaricación y blanqueo de capitales mediante una hipérbole con el tribunal de la Santa Inquisición. González Cuéllar, delgado y con barba cuidada de una semana, al modo de los dominicos, ha comparado al ‘celo’ y ‘fiereza’ del juez instructor Torres con el empleado con los herejes apresados el Santo Tribunal.

 

Así, este modelo “inquisitorial” aplicado a sus defendidos, fue utilizado para que los asados se autoinculpasen ejerciendo “presión psicológica llamativa”. De hecho, se utilizaron, según el letrado, las amenazas de prisión incondicional, en el caso de Pepito Piscinas, como elemento para que tras una prera declaración se autoinculpase en una segunda, mediando un ataque de ansiedad que a García Lebrón le sobrevino en los calabozos. Curiosamente González Cuéllar olvida citar que al ex director comercial de Aifos se le leyeron extractos de sus conversaciones con Roca, donde se especificaban pagos y lugares de entrega del dinero que la Promotora malagueña dedicó a sobornos para obtener favores urbanísticos y que se han evaluado en unos 4,8 millones de euros. Quedaban lejos los tiempos en los que García Lebrón se paseaba ufano los pasillos de Aifos enseñoreándose de las llamadas que Roca le hacía al teléfono móvil que ya estaban siendo intervenidas orden de los juzgados. ¡Menudo pardillo!

 

De la misma manera, Jesús Ruiz Casado declaró dos veces estando en prisión, y sólo fue excarcelado tras su segunda declaración, cuando “dijo lo que el juez pensaba que era suficiente”.

 

González Cuéllar ha querido poner sobre el tapete la situación complicada que atravesó Aifos tras la detención de su presidente, Jesús Ruíz, unos problemas que venían de lejos debido a las demandas de los compradores de sus viviendas no entregadas y que saltaron a los medios meses antes del inicio de la Operación Malaya. Para reforzar esta tesis, el letrado ha mostrado un elaborado “power point” sobre la situación personal de los putados en relación de sus declaraciones “instructorias” (sic).

El cuñadíso, Jenaro Briales que estos días luce un adusto rostro donde resaltan sus ojos bobinos, ha sido defendido un compañero de bufete de Pérez Cuellar, Francisco Gómez Bermúdez que se ha adherido a las declaraciones de éste añadiendo la novedad sobre el daño realizado a la agen del defendido. ¿Qué agen?

 

Es evidente que el letrado desconoce que el propio Jenaro Briales se ha encargado de mantener una agen presentable con comtamientos más propios de un personaje de “Uno de los Nuestros”. En sus ya lejanos días de despilfarro, las juergas en el hotel Guadalpín se mezclaba con las correrías que, el ex director general, mantenía en Madrid y que tenían como base el conocido Hotel Urban. Su propia cuñada, Teresa Maldonado ocultaba las andanzas del “Gitano” a su hermana, Elisa. Por no relatar hoy, que ya lo haremos, las hazañas y andanzas de Jenaro el Hotel Biblos y la fiesta de celebración de la salida de sus compañeros de la cárcel… Será en otro pasaje para no cansar a nuestros lectores.

 

El letrado se refirió a las ágenes de Jenaro Briales en las que aparece con esposas y de las que “tiran los policías como si fueren ronzales”. Dichas fotografías y el trato recibido no se corresponde con las leyes en vigor y en una rápida disertación se ha sumado a las peticiones de los abogados del resto de las acusaciones.

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