Cuando era pequeño me enseñaron que es de buena educación presentarse y saludar a los dueños de una casa cuando se llega a ella. Y ya que hoy llego aquí, a prcomunicación eso es lo que haré prero.
Soy periodista de formación, creo que culpa de José María García, al que escuchaba mientras estudiaba mis exámenes de Natus y Socis aunque tras probar el periodismo detivo fui para otro lado; relaciones públicas de profesión, tras 4 años con mi propia agencia, me llamaron de una agencia del grupo Omnicom para dirigirla en Barcelona y en eso estoy; y publicitario de corazón, ya que todo lo que sé me lo ha enseñado Xavi Martín, Director General de Tapsa de Barcelona a que cariñosamente me gusta llamarlo mi padrino. Así, creo que soy un rara avis del sector ya que conozco en profundidad las tres ramas.
Al poco de empezar en esto, me di cuenta de la gran relación existente entre una profesión y otra, y para mi decepción, los pocos puntos de unión reales que existían. El periodista no quiere escribir de publicidad (cuando el 80% de los ingresos de su medio suelen venir de ahí), el publicitario no quiere arriesgarse con lo que llaman publicity ya que es un mundo absolutamente desconocido para ellos; y varios PR me comentan que un discurso demasiado publicitario no es productivo y que nos debemos ceñir a cuestiones tangibles. Está claro que no hay que mentir… pero la creatividad es parte de toda la comunicación, no sólo de la publicidad. Hay gente que no lo entiende.
Creo en la visión holística de la comunicación como el mejor camino para conseguir la efectividad, que se traduce en reputación y ventas. Creo también en un sector unido como la mejor manera de salir de la crisis. Veo y leo en los medios que diferentes sectores piden ayudas a la Administración: el cine, la horticultura, los pescadores, los fabricantes de coches… Conozco alguno de ellos dentro que he tenido la suerte de trabajar en condiciones normales y en situaciones de crisis, y os puedo asegurar que tampoco son un sector cohesionado. Todos tienen sus rencillas y sus cosas. ¡Pues claro! Sin embrago, han sabido ir todos a una en beneficio del sector. Y me planteo: ¿ qué no podemos nosotros unificarnos y pedir subvenciones? ¿Cuántas familias viven del sector de la comunicación (directa e indirectamente)?
Hace ya unos cuantos años también me enseñaron aquella frase de “el que no llora no mama”. La vaca ya está muy flaca. Demasiado. Otros la han vaciado y nosotros, eso de no llorar, estamos peor que al principio y sólo quejándonos “de puertas adentro”.
Álvaro Montoliu
Periodista