UNA ISLA PERDIDA EN EL MAR. Los malos duermen bien.

Publicidad

 

Muchos pensaran al leer el título de este trabajo que voy a referirme al filme del mismo nombre, cuyo actor principal fue Toshiro Mifune, aquel grande del cine japonés y mundial de las décadas de los sesenta, setenta y parte de los ochenta del pasado siglo. Sus actuaciones de guerrero samurai lo llevaron a la ca del cine mundial, pero sin duda su participación en Pedro Páramo fue más que significativa. Pero nada más lejos de la verdad, solo que viene como anillo al dedo al presente comentario.

 

El pasado lunes 17 comenzó en Ciudad de la Habana el juicio contra los supuestos culpables de la muerte de 26 pacientes aunque según algunas publicaciones internacionales citadas en La Habana elevan la cifra hasta más de 40 ingresados en el Hospital Psiquiatrico ‘Comandante Bernabé Ordaz’, conocido popularmente como Mazorra, ubicado en el municipio de Boyeros, cercano al aeropuerto internacional José Martí.

 

Como era de esperar, la prensa extranjera acreditada en Cuba apenas tuvo acceso al Tribunal Popular número 2, sito en Carmen y Juan Delgado, en La Víbora. Mucho menos la prensa independiente, fuera del control gubernamental. Pero las fotos publicadas en algunos medios de prensa del mundo, muestran a miembros de la Seguridad del Estado, en las puertas de entrada a los jardines de la otrora casa de vivienda de Solís, uno de los dueños de El Encanto, la tienda departamentos más grande y exclusiva de Cuba, lista en manos, comprobando los nombres de los familiares de los acusados, para pedir la entrada al tribunal de los no deseados. Esto es lo normal en un país donde el ‘no puede pasar’ es  común y cotidiano. Algo que solo ocurre en los países totalitarios.

 

Sentados en el banquillo de los acusados se encuntran cocineros, empleados de lpieza y manteniento, enfermeros y asistentes y la doctora Susana Borges, quien fuera la subdirectora de la sala de siquiatría del mencionado hospital, como la acusada de mayor rango entre todos los putados.

 

Pero las fotos publicadas, realizadas nadie sabe cómo ni quién, muestran a los fallecidos sobre camas de hierro descubiertas de sábanas y colchones, amontonados sobre los bastidores pelados, casi desnudos, esqueleticos en un pabellón desprovisto de puertas y ventanas dice bien a las claras cual es la verdadera salud pública cubana. Por supuesto no es la tan cacareada el régen de la Habana y repetida sus seguidores en el ámbito mundial.

 

Los que deberian estar siendo juzgados son el doctor José Ramón Balaguer Cabrera, exministro de Salud Pública, quien disfruta ‘en el plan pijama’ de un mrecido descanso los buenos servicios prestados, sin que tan siquiera lo hayan destituido como miembro del Comité Central del Partido, y Lorenzo Somarriba, quien era director de Mazorra cuando ocurrió el genocidio que costo la vida a los enfermos mentales hopitalizados, ahora premiado como jefe de la misión médica cubana en Haití. Son cosas que solo ocurren en los países totalitarios.

 

Por supuesto que estos crímenes no quedaran punes. Más temprano que tarde se sabrá la verdad de los hechos, mientras tanto serán enjuiciados sples trabajadores, pero los verdaeros culpables, los malos, duermen bien.

 

Una isla perdida en el mar

JULIO CÉSAR GÁLVEZ

Periodista

Exprisionero de conciencia cubano del Grupo de los 75

Publicidad
Publicidad
Salir de la versión móvil