Esperanza contra el cáncer

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El ejemplo de coraje que ha demostrado la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, al agarrar los cuernos el toro del cáncer y hacerle frente con la valentía y serenidad de la que una vez más ha hecho gala, junto a la petición, desde su propia experiencia, a las mujeres para que se sometan periódicamente a los controles preventivos como la mejor manera de llegar a tiempo antes de que el tumor se extienda, es el mejor apoyo y la mejor campaña de concienciación que han podido tener las mujeres que sufren o han sufrido un cáncer de mama. Esperanza Aguirre no es una heroína, ni es la prera dirigente política que se ve afectada la enfermedad, ni será la últa. Antes ya lo padecieron, entre otros nombres conocidos de la política, María San Gil, Iñaki Azcuna, Durán Lleida, y con peor suerte, Loyola de Palacio. El cáncer es una enfermedad que iguala a todo el mundo que nadie está quitado de padecerlo. Pero es una mujer con arrestos, que no ha dado lugar a especulaciones de ningún tipo. Llegó a un acto rutinario, con la misma anunció ante la sorpresa de todos que tenía un bulto en el pecho, que se lo cogieron a tiempo gracias a un temprano diagnóstico, y que se alejaba de la política durante unos días. Sin eufemismos y llamando a las cosas su nombre. Con ese punto de firmeza y emoción contenida, dicho y hecho, se fue a un hospital público y se sometió a la intervención. Qué mejor mensaje de normalidad, de apuesta la sanidad pública que pagamos todos, y sobre todo de fuerza para salir adelante, ha lanzado. No es de extrañar la unáne respuesta de cariño que ha recibido, tanto de amigos y compañeros, como de adversarios políticos. Ha mostrado nuevamente la pasta de la que está hecha. La vos salir bromeando de un helicóptero que se desplomó cuando sobrevolaba la plaza de toros de Móstoles. La recordamos contando los menores de su odisea para escapar a través de las cocinas del hotel, de los terribles atentados de Bombay. Es una mujer con suerte, pero sobre todo es una mujer que no se arruga ante la adversidad. También la recordaremos, en unos días, cuando se reincore como si tal cosa a su frenético ritmo diario, restando tancia al contar cómo venció a la enfermedad. No sabe bien el cáncer contra quien se la está jugando. Porque esta batalla contra algunas células díscolas de su organismo, también la va a ganar. Tiene el coraje suficiente para plantar cara a la adversidad sin derrumbarse. Nos ha dado a todos un mensaje inequívoco: Esperanza contra el cáncer.

Alberto Castillo

Director de Gente en Madrid

http://www.gentedigital.es/blogs/sinacritud

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