Es lamentable ver como las personas y ciertos funcionarios en este mundo se abrogan el derecho a opinar y determinar los demás sin apenas tener conociento acerca del tema en cuestión. Según expresó el jueves día 7 de los corrientes en el pleno del Senado, el ministro de la presidencia de España, señor Ramón Jáuregui ‘la grandeza y el orgullo de decir al mundo que ha sacado de las cárceles cubanas a los presos de conciencia’ tal parece que es el quien conoce la realidad de lo que ocurre en Cuba y dentro de sus prisiones. Pero no es el único, son muchos los que opinan y hablan sobre la difícil situación la que atraviesa el pueblo de Cuba en general. Son los expertos ‘cubanologos’, que están a tres kilo dondequiera. Al oirlos y leer sus declaraciones me viene a la mente el Benemérito de las Américas, el mexicano Benito Juárez, cuaqndo dijo: ‘El respeto al derecho ajeno es la paz’.
¿De quién y cúal es la grandeza y el orgullo de haber sacado de las cárceles cubanas a los prisioneros de conciencia? Es un sueño loco de una noche de verano. Es lamentable que este ministro no conozca o quiera saber la verdad de lo ocurrido, y donde lamentablemente está involucrado el gobierno español del cual él es ministro, y nada menos que de la presidencia, lo que debería estar bien enterado de todo.
En prer lugar, el régen comunista de Cuba utilizó a su manera y antojo al gobierno español, quizá bajo futuras promesas incumplidas de solucionar las diferencias económicas de los inversores españoles en la isla, a cambio de que se llevaran al destierro a luchadores pacíficos la libertad y la democracia, condenados injustamente el mero hecho de pensar distinto al discurso oficial. En segundo lugar, nos liberaron buscando un cambio de agen pública que respaldara la propuesta del gobierno de España para que la Unión Europea levantara la Posición Común. Como dice un viejo refrán español ‘al enemigo, puente de plata’, a lo que se pretó el gobierno español.
Es necesario preguntarle al señor Jáuregui cuándo ha visitado alguna de las cárceles cubanas; si conoce cómo viven y qué comen los presos en Cuba; si ha caminado, confundido entre la población, las calles de Guantánamo, Ciego de Avila, Matanzas o Pinar del Río, solo citar algunas provincias; si ha visitado alguno de los pabellones del Hospital Psiquíatrico de La Habana o el Materno Infantil de Luyanó; si se ha sentado a conversar, mientras se recrea la vista con el paisaje, en el muro del malecón habanero con quienes pasan a su alrededor; si ha visitado el solar La Margarita, en pleno corazón de la ciudad de La Habana; si ha tenido la gentileza de conversar con alguno de los exprisioneros de conciencia desterrados en España para conocer sus dificultades tras el arribo a suelo español; si conoce que la solidaridad del pueblo español el sencillo, el trabajador, el de a pie, sea taxista, camarero, pequeño comerciante, el estudiante de una universidad o el caminante que nos saluda afectuoso en medio de una de las escaleras del metro de Madrid es la mayor prueba de gratitud que hemos recibido tras la total indiferencia y negativa del gobierno, aunque solo sea a vernos la cara.
Es lamentable que el señor ministro de la presidencia Ramón Jáuregui desconozca que dentro de las cárceles cubanas aun permanecen muchos luchadores la libertad y la democracia. Ejemplos sobran. Sólo le mecionaré los casos de Rafael Ibarra Roque, quien lleva 17 años tras las rejas, Rolando Sarraff, con más de 15 años en prisión, Esto Borges, con 13 años en un calabozo estrecho, insalubre y apestoso. Son apenas tres de los más de cien hombres y mujeres que todavía están encerrados combatir el totalitarismo sanguinario y feroz que se ha adueñado de Cuba desde hace más de 50 años. Son muchos los que día a día repriemen y encarcelan los agentes de la policía política cubana para que los hermanos Castro perduren en el poder.
En nuestra modesta opinión antes de emitir una opinión o un criterio es necesario conocer los detalles sobre los que se habla, mucho más en el caso de un político que representa a un gobierno que se dice demócrata y socialista, o a lo mejor esa opinión le permite una invitación a pasar unas vacaciones en Cuba, así podrá comprobar que la liberación de presos políticos cubanos no acabó.
Una isla perdida en el mar
JULIO CÉSAR GÁLVEZ
Periodista
Exprisionero de conciencia cubano del Grupo de los 75