Sin embargo, atar precisamente lo que se dice atar no es lo que hace algún que otro político del sector Salud. De todos ellos hay una caso significativo, que cuenta casi con 2.500 seguidores pero cuyos únicos campos rellenados son sus datos personales (que casi se corresponden con las preras líneas de la Wikipedia) y un enlace a su blog. Ni un Tweet ni una persona a la que sigue. Nos parece que a esto no le llaman atar ¿Qué siguen estas casi 2.500 personas? Habrá que preguntárselo a ellos…
Los murciélagos nunca duermen…