LA RISITA DE ZAPATERO

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A punto de cambiar de alcaldes y muchos de nuestros presidentes autonómicos, me pregunto cómo es el mensaje que lanzan los políticos; si son buenos tavoces de sus partidos o son un lastre que perjudica más que ayuda.

 

Tenemos ejemplos para todos los gustos, desde el tavoz que nos da la presión de que miente más que habla, hasta aquel otro que cada vez que dice algo comete un voticidio, o aquellos que lo tienen fácil que los otros se lo han puesto en bandeja.

 

Rubalcaba es el claro ejemplo de político que da la presión de que miente constantemente, no digo que lo haga, digo que es la presión que transmite. Me lo dicen mis alumnos. Esto es bueno y malo. Bueno para su parroquia, a la que le da igual si dice la verdad o no que le apoya incondicionalmente, y malo para aquellos que no son sus seguidores incondicionales, pero que sí estarían dispuestos a votar a su partido. Sin embargo es un buen tavoz. Lo que dice lo dice con convicción y ese es el prer paso para convencer a quienes hay que solicitar el voto, que es de lo que vive un político.

 

Me recuerda a Bill Clinton cuando compareció para afirmar que no había mantenido relaciones sexuales con la famosa becaria. Lo negó tajantemente ante la televisión, nadie le creyó y los periódicos le dieron duro, de manera inmisericorde. Pero cuanto más le atacaba la prensa, más subía en las encuestas de apoyo popular. Y todo la convicción con la que lanzó su mensaje. Es la excepción que confirma la regla.

 

Todo lo contrario de Leire Pajín, que cada vez que habla en nombre del PSOE tengo la presión de que lo hace perder miles de votos a su partido. Todos recordamos la frasecita de meses atrás cuando dijo que habían coincidido dos acontecientos planetarios, o algo parecido: la presidencia de Obama en Estados Unidos y la de Zapatero en la Unión Europea. El video se  lo pongo a mis alumnos cuando parto algún curso de formación de tavoces, para que no lo hagan nunca. Prohibido. Y es que a veces queremos quedar bien con el jefe y le hacemos una putada.

 

Si yo fuese del PSOE y mandase en el partido apostaría Pedro Sánchez como tavoz para todo. Es un tío que llega a la gente, bastante guapete, viste bien, tiene buenas formas, coordina con acierto su lenguaje verbal y no verbal, se expresa con exquisita corrección y llega al pueblo llano.

 

Los del PP también tienen lo suyo. Que no piensen que se van de rositas. Soraya Sáenz de Santamaría ha mejorado mucho, pero no llega bien a la gente. Un problema que se soluciona trabajándolo. Lo contrario de Esteban González Pons, que es un comunicador nato, igual que lo era Zapatero antes de tener cinco millones de parados sobre sus espaldas.

 

Claro que el principal problema está en la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, la cara más visible del PP, que se defiende muy bien en la comunicación a corta distancia, pero pierde mucho cuando lo hace en los mítines que no se fija en que esos mítines se transmiten, en todo o en parte, televisión. Mueve demasiado automáticamente un brazo y luego el otro, y así sucesivamente. Como si fuese un muñeco. ¿Quién le habrá enseñado a hacerlo tan mal? Con esos movientos da la presión de que tenemos delante un robot. Alguien debería decírselo. Pero me da la sensación de que a los del PP les da miedo comentárselo. Claro, manda mucho y a ver quién le pone el cascabel al gato.

 

Zapatero, con cinco millones de parados, los funcionarios y los pobres pensionistas cabreados, y con el apoyo de los grandes banqueros que no quieren que se vaya, no tiene demasiado que hacer. No me extraña que no le quieran ni ver Cataluña durante la campaña electoral. Ni a él ni a otros dirigentes del PSOE. Modestamente creo que ha confundido el mensaje. En vez de hablar de cuestiones nacionales, y meterse con Rajoy o Aznar, pienso que debería centrarse en temas autonómicos y municipales, y crear debate sobre estas cuestiones, donde se puede diluir mucho la responsabilidad de unos y otros. Ahí los desastres los han provocado todos.

Sin duda, Rajoy se aprovechará de las debilidades de Zapatero. Sería tonto si no lo hiciese, y tonto no es; lo ha demostrado. Quizá lento de reflejos, o al menos eso parece, pero no tonto. Lo tiene tan fácil, que aunque vocalice mal y no sea un dechado de virtudes cuando se mueve en los escenarios, solo tendrá que preguntar a Zapatero qué sonríe en los mítines mientras se permite el lujo de atacar al PP. ¿Acaso hemos llenado nosotros el país de parados? ¿A qué debemos su risita floja? podría preguntarle Rajoy a Zapatero. Lo tiene fácil.

 

En cualquier caso todos tienen que aprender. Aunque para estas elecciones ya es casi tarde. Yo me dedicaré a estudiarlo para luego transmitir a la gente a la que entreno estos conocientos y que no cometan errores garrafales, fácilmente evitables. Errores que van a repetir a diario, y varias veces, nuestros políticos, asesorados en ocasiones gente que no ha cogido nunca el metro o el autobús y que no sabe lo que cuesta un café o una barra de pan y que no tiene la más remota idea de lo difícil que nos resulta a los comunes mortales pagar la hipoteca cada mes.

 

Juan Manuel Romero

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