Niños con déficit de atención e hiperactividad

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Hasta que los padres consultan al médico, hay unos dos o tres años en que los niños con trastorno déficit de atención e hiperactividad (TDAH) son unos pequeños “posibles, indómitos, desobedientes… en casa, en el colegio, allá donde estén y vayan”. Llevan a cuestas además fracaso escolar, todo tipo de conductas reprobables “que no paran ni un momento…”.

 

Son, en definitiva, unos grandes incomprendidos y, desde luego, hacen sufrir a sus seres más próxos, como la familia y los educadores. La Sociedad Española de Psiquiatría y la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica calculan que esta patología afecta al 5% de los niños en edad escolar y que persiste en la edad adulta hasta en el 30% de los casos.

 

La Sección de Psiquiatría InfantoJuvenil, que trabaja con bastante independencia de la  “sociedad científica madre” y tiene un gran prestigio en España su gran especialización en niños, subraya que el TDAH comienza siempre en la infancia, lo que nunca debe diagnosticarse en alguien que no tuvo síntomas muy claros de esta enfermedad en los preros años de la vida.

 

Algunos de los síntomas más característicos son la incapacidad para mantener la atención en una tarea durante un tiempo míno, la inquietud, la pulsividad, el defectuoso concepto del tiempo y la precipitación en las respuestas. Su detección temprana es relevante para instaurar el tratamiento más adecuado y, así, mejorar la evolución y el pronóstico y, supuesto, mejorar la calidad de vida del pequeño y de la familia y otros seres próxos a él.

 

Mayka Sánchez

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