Los rumores acerca de discrepancias en el accionariado de Llorente & Cuenca estaban desde hace meses en las redacciones de los medios y en los círculos profesionales. También lo ha estado desde hace mucho tiempo la posibilidad de que los socios pudieran vender la compañía a algún grupo multinacional, dado que es obvio que hay muchos grupos que estarían encantados de poder incorarla a su estructura tras haberse convertido en la prera red de comunicación de los mercados de habla hispana y tuguesa.
LL&C es la prera firma del sector y su éxitos y desarrollo nacional e internacional le han valido la admiración de muchos y también la envidia de algunos otros (muchos de ellos han llamado a este medio para “informarnos” de la situación y para convencernos de la “otunidad” de su publicación). Aunque se trate de un tema interno del que los socios de la firma, como es lógico, evitan dar detalles, en prnoticias.com nos sentos obligados a abordar el asunto y queremos dar el punto de vista de las cosas, desde la perspectiva profesional o empresarial que a nosotros las relaciones personales entre los socios de la firma no nos ocupan, ni nos interesan.
Tampoco nos interesan las discrepancias o las discusiones internas. Nos interesan los hechos y las decisiones corativas firmes y claras y el futuro de la Compañía y el manteniento de los puestos de trabajo.
LL&C es una firma fundada hace más de quince años y que cuenta con once socios. Es lógico que en el transcurso del tiempo los socios discutan sobre el futuro y evolucionen en su visión de la firma. Todos tienen derecho a tener una visión personal de cómo hacer las cosas. Pero en una compañía, está claro que las decisiones las toman los accionistas, no a título individual sino como colectivo y son las mayorías las que finalmente ponen su criterio.
Los hechos son que a día de hoy, ningún socio de Llorente & Cuenca tiene el control de la compañía y lo tanto nadie tiene la capacidad de decidir de manera individual el futuro de la firma. Todos son tantes pero nadie es prescindible. Ese, entre otros, es el gran logro de los fundadores, Olga Cuenca y José Antonio Llorente, que entendieron hace tiempo que una firma del tamaño de la suya debía institucionalizarse y no estar sujeta o depender de las vicisitudes personales, al estilo de cómo han evolucionado los grandes despachos de abogados españoles.
Y una de laos socios fundadores, Olga Cuenca ha planteado al resto de los socios de la firma su voluntad de dejar el accionariado de la compañía.
Los socios aceptaron su decisión y que, previo proceso de valoración en el que estuvieron plicados varios asesores independientes, se estableció un precio y condiciones para comprar las acciones de Olga y facilitar su salida.
Y basándose en esa valoración, los socios de LL&C hicieron una oferta de compra de las acciones de Olga (según parece se llegó a 8,5 millones de euros) que fue rechazada ésta, lo que la ha colocado en una situación delicada como socio minoritario en desacuerdo con todos los demás socios, aunque sigue siendo La Presidenta la firma, mientras los socios no decidan otra cosa.
Las repercusiones reales de la salida de Olga o de la continuidad de Olga Cuenca en minoría en el accionariado de LL&C son irrelevantes para el proyecto de futuro, para el trabajo que realiza la firma para sus clientes y también para el desarrollo profesional de las personas que trabajan en la empresa, ya que desde hace tiempo Olga no dirigía ningún equipo de trabajo y no estaba involucrada en el trabajo para los clientes, con la excepción de la dedicación a la operación de Brasil durante el pasado año. Desde hace años toda la organización reta a José Antonio Llorente como Consejero Delegado, y es él quien dirige la compañía.
En resumen, que los socios de LL&C son los que deben decidir el futuro. Un futuro que no pasa la división de la compañía, un cambio en su estrategia o valores fundamentales, un cambio de marca, etc., toda vez que la totalidad de los socios, con la excepción de Olga Cuenca, están de acuerdo en continuar desarrollando el proyecto y seguir contribuyendo al desarrollo de la firma.
Esperamos que Olga y los otros 10 socios de LL&C puedan llegar a un acuerdo amistoso y satisfactorio para todos, que será lo mejor para LL&C y para nuestro sector, que necesita de firmas comprometidas con la excelencia y con el desarrollo profesional , como ha demostrado esta compañía durante estos años.
Para terminar este artículo se me vienen a la cabeza un refrán español y un proverbio chino que encajan bien en este caso:
El refrán español: un garbanzo malo no se estropea un cocido.
Y el proverbio chino: si quieres miel, no des patadas a la colmena.
A volar con IBERIA…
Y siempre PONLE FRENO…
Producto 100X100 INTERNET
pedro aparicio pérez
director de prnoticias.com