Creado el Documento de Consenso sobre VVCR de Bayer

VVCR
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La sintomatología de la VVC afecta tremendamente a la calidad de vida de la mujer que la padece: el prurito aparece en el 90% de los casos, y también son frecuentes las molestias en la zona vulvar (dolor, irritación, escozor, ardor durante la micción o dispareunia dolor en el coito). Sin embargo, estos síntomas son inespecíficos y comunes a otras patologías, lo que el diagnóstico no puede basarse únicamente en la clínica y en la exploración, sino que requiere otros estudios adicionales que nos ayuden en el diagnóstico.

 

La mayoría de las vulvovaginitis candidiásicas (entre el 8090% de los casos) están producidas Candida albicans, un hongo que puede estar presente en diferentes mucosas, sin provocar ningún síntoma. Se trata, pues, de una infección otunista y multifactorial, que se da cuando las condiciones favorecen la proliferación de la levadura.

 

¿Cuándo se dan estas condiciones? Existen una serie de factores que favorecen la infección, como el tratamiento con antibióticos, la diabetes no controlada, los niveles elevados de estrógenos ( ejemplo, durante el embarazo), el estrés, los estados de inmunodeficiencia, la utilización de ropa muy ajustada, la excesiva ingestión de azúcares o el uso de jabones no adecuados que alteran la flora vaginal, entre otros. Por otra parte, aunque la VVCR no se considera enfermedad de transmisión sexual, sí aumenta con el inicio de las relaciones sexuales.

 

Según recoge el Documento de Consenso, los fármacos que se utilizan para el tratamiento de las VVCR no difieren de los empleados para los episodios de proinfección o de infecciones ocasionales, aunque la estrategia terapéutica en las pacientes ya diagnosticadas debe ser distinta. Por ello, el tratamiento debe ser considerado en dos fases: un lado, el tratamiento inicial, para erradicar la infección, y otro, el tratamiento de manteniento, cuyo objetivo es la elinación de cualquier posible reservorio.

 

En el tratamiento inicial o de la fase aguda se utilizará de forma prolongada (hasta dos semanas) un anticótico como clotrazol, ya que su eficacia terapéutica sobrepasa el 85% (Sobel 1998) y es el patrón de referencia con el que se han ido comparando los nuevos idazoles. Además, hay evidencias de que dosis altas administradas de forma tópica a nivel vaginal actúan no sólo como fungistático sino también como fungicida, lo que tiene especial tancia a la hora de proponer pautas terapéuticas en las formas recurrentes.

 

En el caso de la terapia de manteniento para elinar cualquier posible reservorio, la recomendación es establecer pautas semanales o mensuales durante 6 a 12 meses. En el caso de un posible embarazo, se recomienda la utilización de clotrazol vía vaginal. Además, es aconsejable tratar la zona vulvar con un jabón no ácido, específico para la higiene ínta, y aplicar también el antifúngico en forma de crema, para elinar las infecciones cándidas en la piel y evitar las recurrencias.

 

Sin embargo, son igual de tantes las medidas de prevención para evitar una recidiva en las VVC. La principal medida profiláctica para evitar o prevenir la VVCR es la elinación del agente causal, la cándida, elinando así la posibilidad de reinfección o recidiva debido a un mal tratamiento del episodio agudo. El uso de ropa holgada y preferiblemente de algodón, especialmente en la zona de contacto con el área genital, y la utilización de productos de higiene ínta especialmente formulados para la zona vaginal, también pueden contribuir a un mejor control de la enfermedad.

 

Seguiremos informando…

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