ALBERTO OLIART

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Cuando escribo estas líneas, se está discutiendo la disión de Alberto Oliart, uno de los mejores Ministros de Defensa que ha tenido este país, que en los últos años de su vida profesional, cuando todos andamos mas para allá que para acá, decidió dar un paso al frente y aceptar el marrón de Televisión Española, que, como todo el mundo sabe, tiene más novias que Brad Pitt, que luego se convierten en arpías y te sacan hasta los ojos. Dicen que se va un contrato con una empresa en la que trabaja su hijo. Si esto fuera así, a Chaves habría que meterlo en la cárcel y a mi hija Purificació, que heredará mi propia empresa, espero, más pronto que tarde, los trabajadores tendrían que cuestionarla estar más preparada que yo y vivir un tiempo de crisis atroz para gestionar. Asismo, los dueños de la mayoría de “las botigues catalanas” habría que pedirles explicaciones haber construido la solidez de sus pequeñas empresas con una base laboral familiar perdurable. Pero como ahora somos más decentes que nuestros padres y abuelos, cuando leemos los apellidos antes que la naturaleza de los contratos , armamos la de Dios si vemos un nombre relacionado con otro, sin escandalizarnos, sin embargo, que un Correa cualquiera, actúe de sacamantecas de una formación política durante bastantes años y con total punidad. A mí, el octogenario Oliart me cae bien desde hace muchos años y me agrada concederle el beneficio de la duda en el asunto que ha motivado su disión y ,aunque me equivoque, lo único que le reprocharía, como gestor de TVE, es que no haya puesto fin antes al acuerdo leonino que mantenía el Ente con la Mediapro del inefable Roures en la reciente acabada España Directo. Por lo demás, lo suyo, en estos dos últos años, ha sido echarle valor a la lidia de un toro que solo está  a la altura de un inmortal como José Tomás.

 

 

Manuel Fernando González

Editor y Director

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 Y ponle freno a la velocidad

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