Ah! Mi querido Pedro, Aparicio donde los haya e ingenuo de mi corazón, ¡ que bien cuentas la putada que te han hecho los de American Press!. Yo les tengo en la lista de mis presentables favoritos, desde hace ya varios años una actuación indecente que roza lo esperpéntico. Entonces, era mucho mas joven y disfrutaba de una tarjeta oro de esas tan fardantes y como ejecutivo de una gran empresa de comunicación, todo eran facilidades y ofertas. La verdad, es que uno siempre se ha apañado con la visa de la Caja o el Banco donde tienes la cuenta que, al final, es la que te da algo del dinero que tienes a buen recaudo y con la que pagas el restaurante al que invitas a tus clientes y amigos. Pero, como estos tipos, eran tan spáticos y trabajaban con mi empresa, cedí a sus llamadas, pero esos si, a un coste anual bastante oneroso .Un día, perdí la tarjeta, o me la perdieron. Lo denuncié y los señores de la multinacional con sede en Nueva York, me aparecieron con que había sido usada indebidamente. Era una cantidad muy pequeña, no llegaba a las mil pesetas de entonces y supuse, inocente de mi, que tendrian un seguro o algo que solucionara el tema. No me dieron opción y me amenazaron con las ágenes del cajero en las que se veía a un familiar muy joven usando mi tarjeta para pagarse unas copas. Usaron ese tono tan desagradable y contundente que ya conoces, hasta un nivel de decibelios, que decidí hacerme cargo del pago sin rechistar para exonerar al pipiolo transgresor de cualquier perjuicio. Di de baja la tarjeta de marras y los envié, al día siguiente, eso si, en catalán, a donde todo el mundo se puede llegar aginar. El Director de mi banco, al que comuniqué el incidente, se quedó perplejo, y me ayudó a evitar, de forma concienzuda y permanente, a que estos presentables, pudieran tener la otunidad de hacerme cualquier cargo presente o futuro Han pasado bastantes años desde el suceso y cada cierto tiempo, los American Express insisten en ofrecerme los mejores servicios y los créditos mas tentadores. El gusto que me da escucharlos atentamente y cuando creen que están a punto de convencerme, montarles un pollo de esos que me han hecho justamente popular, me compensa de sobras del disgusto que me dieron de forma tan injusta y arbitraria. Y como mi paciencia para estos tontos es infinita, pues, cada año, gracias a ellos, disfruto de varios momentos inolvidables, patrocinados, eso si, American Press Spain ¡Toda una Institución en el mundo de las tarjetas!.
Manuel Fernando González
Editor y Director
…y ponle freno a la velocidad!