Cada vez son más frecuentes. Están todas partes. En las marquesinas de los autobuses. En las vallas publicitarias. En el packaging de los chicles. También en la prensa. En Estados Unidos, incluso, en los tejados de los edificios para que sean captados Google Maps. Los códigos BIDI han comenzado a inundar nuestras vidas.
Esos cuadrados repletos de información son una evolución del tradicional código de barras que utilizan los supermercados para gestionar su inventario pero con una capacidad mucho mayor de registrar información. Con una aplicación de escaneo de los Smartphone, el código BIDI –conocido en el resto del mundo como código QR redirecciona al usuario hacia una página web concreta para ofrecerle un contenido exclusivo, un video, un descuento o, splemente, conducirle hasta la página web de una compañía.
En España, el lector BIDI ya tiene un 40% de lectores y la previsión para este 2011 contempla alcanzar los 1,5 millones de personas que, a través de las aplicaciones de escaneo de sus smartphones, utilizan los códigos BIDI. Esta cifra representaría un creciento del 2.400% con respecto al año pasado. Este centaje aún queda lejos del ritmo del 4.000% que lidera Estados Unidos pero es una cifra que está muy en consonancia con la tendencia europea.
“Un código QR o BIDI es un enlace entre el mundo físico y el mundo digital. Es un punto de entrada de un mundo al otro” asegura Agustín Calvo, director general de Scanbuy en España –empresa de soluciones de escaneo de códigos desde el móvil y miembro de la Mobile Marketing Association, quien acentúa la tancia de estos códigos en su magnífica inteligencia: “Cuando creas un código en la plataforma BIDI, esa información pasa el servidor de códigos en nuestro caso, el servidor de Scanbuy y luego se redirecciona al usuario a la web. Esto enriquece muchíso la información sobre el usuario que a través del número identificador de la aplicación de escaneo puedes obtener datos como el idioma, la latitud o el número de escaneos que haya hecho el usuario. Esta aplicación es muy útil a la hora de segmentar los idiomas de un video o de ofrecer distintos videos a un mismo usuario o de lanzar una oferta, ejemplo, entre otras utilidades”. Y añade: “en la medida en la que las aplicaciones sean más inteligentes para obtener información diferente es donde radica el valor del g. Por ello, es tantíso diseñar una estrategia de g integral”.
“Este tipo de aplicaciones tienen mucho futuro que son mucho más baratas y efectivas que otras fórmulas publicitarias. Además, tiene un gran valor que se complementan con las redes sociales”, asegura Agustín Calvo.
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