En paro pero no parados: prnoticias le pone cara a los despidos en los medios

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Los medios de comunicación están en crisis. Cada vez recaudan menos dinero y la única solución que ofrecen para recortar costes es despedir a periodistas. La consecuencia es la destrucción de 4.115 puestos de trabajo desde noviembre de 2008 hasta hoy, en datos del Observatorio de la Crisis de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE). Derrumbe de empleo pero también aumento de la precariedad laboral mediante la sustitución de profesionales experentados e, incluso, la incoración de estudiantes en prácticas no remuneradas. En prnoticias hemos querido ponerle cara a los afectados.

‘Tengo más amigos periodistas en paro que ejerciendo su profesión’, asegura Laro García, a lo que añade: ‘Los periodistas somos tratados como mano de obra barata. He tenido entrevistas de trabajo en las que se me ha ofrecido un puesto no remunerado de 60 horas semanales. Ante mi sorpresa, el director del medio sugería que me lo tomara como si estuviera haciendo un máster gratis. Le tuve que recordar que soy un profesional, con experiencia, y que tengo la mala costumbre de comer todos los días y pagar mis facturas’. Este joven periodista de 27 años ‘presume’ de que no ha estado ni un mes parado desde que acabó su carrera. ‘Eso sí, las condiciones que he tenido que sufrir no son como para sacar pecho’, apunta.

 

Patricia Vega también tiene 27, pero no ha corrido la misma suerte. ‘Cuando me quedé en el paro aproveché para irme una temada a Edburgo, perfeccionar el inglés y matricularme en Publicidad. Más tarde trabajé en la radio y ahora estoy haciendo unas prácticas la mañana y trabajando de camarera la tarde’, testifica. La mayoría de sus compañeros de carrera están desempleados aunque ‘algunos han tenido ‘suerte’ y les ha ido muy bien, pero son los menos. Lo normal es que, o no tengan trabajo, o si lo tienen tengan unas condiciones laborales bastante malas. Ella recalca que ‘trabajar diez horas 600 o 700€ no es justo. Hacer horas extras norma y que no te las paguen, tampoco lo es’.

 

BUSCANDO LA RESPUESTA EN EL EXTRANJERO

 

Esta situación ha hecho que muchos profesionales, al no encontrar otunidades se vean obligados a obtener financiación dedicándose a otros asuntos, acudir al extranjero para mejorar el idioma, o incluso seguir estudiando. Es el caso de José Malo de Molina (1986), que después de realizar la carrera de Periodismo en una universidad privada de Madrid gracias a los esfuerzos económicos de sus padres, volvió a su ciudad natal, Jaén. Más tarde regresó a la capital, pero no hubo suerte. ‘Me tiré un año entero echando currículums e incluso estuve trabajando en Jaén en la recogida de la aceituna’, asegura. No obtuvo éxito en la contratación aunque sí realizó algunas colaboraciones. Al final se decantó otra alternativa: volvió a Jaén para realizar el Curso de Aptitud Pedagógica en inglés (CAP) y empezó a dar clases en un colegio. ‘En dos meses cobré más con el inglés que durante un año de colaboraciones en medios como ACI Prensa o radios locales’, dice.

 

 

Hay cientos de casos como el de José Malo, personas jóvenes a las que les apasiona comunicar que se ven forzados a buscar otras salidas. El extranjero se perfila como una buena alternativa. Patricia Ruiz Machí, llevaba más de cinco de sus 30 años en un gabinete de prensa de una administración pública. Prero como becaria, luego como autónoma y finalmente como interina sustituyendo una excedencia, hasta que se vio ‘de patitas en la calle’. ‘Actualmente estoy buscando trabajo, especialmente en gabinetes de comunicación, que es donde poseo experiencia, y estoy formándome en community manager y en Marketing. Mi intención es, si no encuentro trabajo, marcharme en enero o febrero al extranjero’. La situación actual de los medios la ve muy negra: ‘La crisis ha acentuado la precariedad en el sector, aunque el problema arranca desde mucho antes. La sociedad cree que cualquiera puede ser periodista, de ahí que muchas personas con otras titulaciones ocupen muchos de nuestros puestos de trabajo, cosa pensable en otras profesiones como abogado o médico’.

 

En esta misma línea, la periodista Lidia Zanón denuncia el trabajo desinteresado de muchos becarios y critica duramente el intrusismo tachando a ciertas personas de ‘gentuza que acostarse con algún conocido ya pueden ser periodistas y hablar sobre cualquier tema’. Pese a que le encanta su profesión tras haber tocado todas las puertas de los medios, no descarta ejercer el periodismo cuando mejoren las cosas. De momento sus esperanzas están puestas en el extranjero.

 

María Jesús Martín García contesta directamente desde Londres: ‘tengo 32 años y hasta mi despido llevaba más o menos diez años trabajando en los medios’. Se quedó en la calle tras el cierre de Veo 7 y de momento es optista pues sigue aprendiendo inglés en Londres. ‘Se debería crear un organismo o debería existir una ley que ampare a los periodistas. Los medios no podemos estar al servicio de líderes caprichosos, seudoperiodistas o empresarios sin proyectos reales’, puntualiza. Pese a ello se mantiene optista y confía en encontrar trabajo cuando vuelva a Madrid.

 

CUANDO EL TRABAJO NO LLEGA

 

No obstante, lejos de esta línea optista, hay personas que se ven desbordadas la incertidumbre o la desesperación. Una madrileña licenciada en Publicidad y Periodismo de 29 años que no quiere decir sus datos, precisamente lo que pueda pasar con su futuro profesional, lleva dos años intentando buscar un empleo en los medios con una nómina, un horario, unas vacaciones, una cotización, pero no es capaz. ‘Veo en mi entorno a mucha gente que no tiene trabajo y a los que lo tienen les veo saturados. Cada vez se exige más experiencia y más conocientos un salario mucho menor’, afirma. Se está planteando seriamente trabajar en una tienda de ropa. 

 

Francisco Ruiz de 30 años, no encuentra nada en Madrid. Se desplazó a la capital en marzo, tras ocupar el puesto de redactor durante ocho años en una delegación de El Mundo en Huelva. Llevaba tres años como jefe de sección pero ‘la empresa splemente dejó morir el barco’. Unas 25 personas se quedaron en la calle.

 

La 10 certificó su defunción el pasado mes de septiembre y lo único que les queda ahora a los empleados es la incertidumbre. Cristina Pérez, 28 años licenciada en Periodismo desde 2005 es una de los 14 afectados. Entró al mercado laboral en una página web a la par que realizaba un máster en radio y televisión. Gracias al máster ingresó en Onda 6 Televisión, canal regional del Grupo Vocento que luego derivó en La 10 a nivel Nacional. ‘La verdad es que desde que terminé la carrera he estado trabajando. Aún no nos han dicho cuándo cierra La 10, lo único que sé son rumores’, puntualiza. ‘Creo que a todos nos pasa un poco lo mismo, te quedas en el paro y no ves las otunidades entonces empiezas a buscarte la vida donde sea’, puntualiza Cristina, asegurando que se encuentra en un periodo de reflexión.

 

SOLUCIONES 2.0

 

Algunos han optado arrarse al carro de las nuevas tecnologías ante el nuevo panorama mediático. Nélida González tiene 32 años y está actualmente en paro mientras hace frente a una hipoteca. Pero nada le pide ser optista: ‘Ahora estoy intentando ampliar mis conocientos en la comunicación 2.0, aunque no me gusta mucho’, dice. Se quedó en paro con el cambio de Gobierno tras las elecciones tras trabajar durante seis años en el gabinete de prensa de la junta de Comunidades de CastillaLa Mancha. ‘Creo que se recurre al despido como prera opción, y no solamente en el campo periodístico’, asegura.

 

Juan Pablo Portillo no pierde la fe a sus 50 años. Tras el ERE de abril de 2009 del grupo Zeta, tuvo que abandonar su puesto de redactor junto a 442 trabajadores más. Pese a que su edad, que puede suponer un pedento más a la hora de buscar empleo, él no desiste: ha aprovechado para formarse en la comunicación 2.0 y en la responsabilidad social corativa. ‘Son dos campos fundamentales, ahora solo falta que alguna empresa valore además mi experiencia offline’, apunta.

 

EL ETERNO BECARIO

 

El caso de Cecilia Martín es un ejemplo de este deterioro profesional. Tras acabar la carrera y atisbar un futuro bastante negro, decidió hacer un máster con un único objetivo: poder seguir trabajando como periodista, aunque fuese de becaria. Aunque le costó tomar la decisión, ‘se dejó una asignatura’ y es que, como asegura, de becaria le llovieron las ofertas mientras que tras echar un número incontable de currículums para solicitar un contrato como licenciada, no le llamó ni una empresa.

 

Pedro Farias, profesor de la Universidad de Málaga y director del ‘Informe Anual de la Profesión Periodística’ que edita la APM, ha señalado hace poco que la cifra de periodistas desempleados se elevará a 10.000 si tenemos en cuenta los que se gradúan cada año en las facultades de comunicación.

 

Estas son las caras amargas de una situación en la que está en juego la opinión pública, el derecho a la información y la salud de la democracia.

 

Seguiremos informando…

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