¡ATENCIÓN AL DISCO ROJO!

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Bueno, pues la pelota ya cayó del tejado y habló el pueblo español. Más de 10 millones le dieron el pasado día 20 la mayoría absoluta al Partido Popular y a su Presidente Mariano Rajoy, a sabiendas de la que se le viene enca. Porque todos estamos convencidos de que para sacar a España del abismo en el que la han dejado los socialistas no habrá más remedio que apretarse el cinturón, y no sólo un agujero sino diez o veinte o todos. Ahora ya sólo falta que Rajoy ponga cuanto antes sus cartas sobre la mesa para tranquilizarnos en el ajuste absoluto. Europa y los Mercados no van a dar respiro ni a un Gobierno conservador y valiente… y Grecia, Italia y Portugal no están tan lejos.

 

Sin embargo, la gran interrogante que ha quedado tras la voz de las urnas es el futuro del PSOE y su postura en estos próxos meses y tal vez años. ¿HABRÁ CONFRONTACIÓN O HABRÁ COLABORACIÓN?. He aquí la cuestión. No han pasado 48 horas del fracaso socialista (el más grande de la Democracia) y ya se sabe que ha comenzado una guerra civil interna en el Partido que todavía preside José Luis Rodríguez Zapatero. Ya se sabe que unos socialistas pedirán la confrontación y otros la colaboración. Ya se sabe que muchos van a gritar lo que han estado diciendo durante la campaña electoral: “A la derecha, ni agua”; otros se inclinarán lo que también han dicho: “No es hora de partidos, es hora de Estado. La crisis económica es tan grave que no colaborar con el Gobierno sería una traición a España”. Y esta es la disyuntiva y todo dependerá de la tesis que se ponga en el ya anunciado congreso del PSOE de febrero.

 

Pero, como hablar del futuro es como hacer rayas en el mar hoy me voy a refugiar en la Memoria Histórica. Porque, curiosamente, no es la prera vez que el PSOE se enfrenta a una encrucijada como esta. Ya en 1933 los socialistas se vieron ante una situación parecida. En las elecciones de aquel año (que se celebraron, ¡qué casualidad!, el 19 de noviembre) se puso la Derecha de Gil Robles (con 115 escaños) y el Centro de Alejandro Lerroux (con 102) y los socialistas fueron aplastados (sólo 59 diputados). Y aquellos resultados provocaron una Guerra Civil dentro del PSOE. A un lado se situó Julián Besteiro y los moderados, que defendían una “colaboración democrática” en bien de la República; al otro, los radicales revolucionarios de Largo Caballero. Fueron dos meses de navajazos y cuchilladas entre unos y otros. Al final vencieron los más radicales y Besteiro perdió la batalla y hasta la Secretaría General de la UGT (antes había perdido la presidencia del PSOE). Y la postura del nuevo PSOE quedó bien reflejada en el editorial que publicó “El Socialista” (el órgano de prensa del partido) en su prera página, el día 3 de enero de 1934. Se titulaba: “¡Atención al disco rojo!”. Sobre todo este párrafo: “Y ahora piden concordia; es decir, una tregua en la pelea, una aproxación de los partidos, un cese de hostilidades. Eso antes, cuando el poder presentaba todas las ejecutorias de la legitidad….¿Concordia?. ¡No!. ¡Guerra de clases!. ¡Odio a muerte a la burguesía crinal!. ¿Concordia?. ¡Sí!, pero entre los proletariados de todas las ideas que quieran salvarse y librar a España de la Derecha. Pase lo que pase, ¡atención al disco rojo!”.

 

Claro que aquello no sorprendió a nadie, ya que el “obrero” Caballero había dicho en un mitin durante la campaña electoral algo más duro: “Las Derechas están eufóricas que creen que van a ganar las elecciones, pues yo les digo bien alto y bien claro, que si nosotros ganamos en las urnas pondremos una República Socialista Marxista y si perdemos, que no lo duden, nos echaremos a las calles y pondremos en pie de guerra a todos los trabajadores y clases pobres de España”.

 

En realidad aquella postura del PSOE, con un Largo Caballero, que ya se creía “el Lenin español”, y su escudero Santiago Carrillo, fue el comienzo de la Guerra Civil del 36, pues desde ese momento del fracaso electoral comenzó a prepararse la Revolución de Asturias y todo lo que sucedió en octubre de 1934 y los meses siguientes.

 

Naturalmente, y afortunadamente, la España de hoy no es aquella España, ni los socialistas de hoy están ni pueden estar la “Dictadura del Proletariado”, pero está claro que de la crisis no saldremos con una Oposición que se escude en la confrontación. De ahí que tengamos que seguir con expectación lo que vaya a hacer el humillado PSOE en el arranque del Gobierno Rajoy.

 

Esperamos y deseamos que los socialistas de hoy no sigan el camino de los socialistas de ayer y arren el hombro a la salvación de España.

 

AVERROES

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