Garzón está perdido

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El juicio de Garzón nos ha demostrado que como comunicador es un desastre, patético. No me ta si es buen a mal juez, que para eso están los tribunales. Pero como comunicador, nefasto. Suspende. Da la presión de que le ha asesorado el enemigo.

 

Pues no se le ocurre otra cosa al buen hombre que hacer un alegato final de diez minutos o más con una voz quebrada que hizo que quienes le estaban escuchando se perdiesen a los dos minutos. Fueron diez minutos malgastados, eternos.

 

Garzón habló y habló, y la audiencia se aburrió y se aburrió. No logró su objetivo, eso parece claro. Quienes le han estado ayudando judicialmente no deberían haberse olvidado de que la forma de decir las cosas (el lenguaje verbal y el no verbal) es tan tante como el fondo. Es esencial para alcanzar el resultado adecuado.

 

Pienso que prácticamente todo el país está de acuerdo en que lo que hizo fue ilegal, así que no le quedaba más remedio que convencer de que sus motivos eran buenos para evitar males mayores, y eso lo convertía en legal. Pero ni esas.

 

Iba sobrado, como siempre, con una autoesta las nubes, lo que puede costarle más de un disgusto. A ver si en los próxos juicios sus abogados le enseñan lo que tiene que decir y cómo tiene que decirlo.

 

Garzón debería haberse planteado su discurso como en cualquier reunión de networking, un minuto o dos y no más. En ese tiempo se lanzan los mensajes adecuados para que lleguen nítidamente a la audiencia y consigan el efecto que queremos lograr, que no es otro que convencer. Debería haber preguntado a alguien como Carolina Rojas para componer un discurso sensato y corto. Allá él.

 

A partir del minuto tres la gente se dispersa. Y a partir del cinco se aburre y empieza a pensar “a ver cuándo acaba este tío pesado”. Fatal.

 

A Garzón, que se le supone un hombre instruido, alguien le podría haber recordado a un tal Pericles, que unos dos mil quinientos años atrás dijo: “si tienes buenas ideas y no sabes cómo expresarlas es como si no las tuvieras”.

 

Más vale que alguien le instruya en el arte de la oratoria, aunque sea oratoria de andar casa. Luego que no se queje.

 

Twitter: @JuanmaRomeroTV

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