Hace unos días tuve el placer de coincidir con Javier Fernández Aguado, de quien tengo las mejores referencias, entre otras razones que Enrique Sueiro es seguidor de su pensamiento.
Bueno, tuve el placer de coincidir, pero en la lejanía. Fue una conversación telefónica entre varios compañeros de tertulia en Líderes, programa que dirige y presenta Francisco García Cabello en Gestiona Radio. Quedé presionado de la cercanía, humanidad y humildad de un señor que puede ir a cualquier país del mundo occidental y ser perfectamente reconocido su trayectoria profesional.
La charla venía a cuento el últo libro que ha publicado, y que no pasará más de un mes antes de que yo lo lea.
Es un repaso a Roma para aprender a mejorar en el presente, de cara al futuro.
¿Hasta qué punto podemos aprender de nuestro pasado? ¿Son realmente conscientes nuestros directivos, empresarios y profesionales de todo el conociento que podrían extraer al acercarse un poco a la Historia? Cada cual tendrá su respuesta y su apego mayor o menor los hechos históricos, pero parece fuera de toda duda que si conocemos los errores que otros han cometido, tendremos más armas para evitar repetirlos.
Esta podría ser una de las principales enseñanzas del libro Roma, escuela de directivos (LID Editorial). En él, Javier Fernández Aguado, catedrático de Historia del Pensamiento y un reconocido experto en la gestión de organizaciones y personas, se adentra en la antigua Roma para extraer las enseñanzas más interesantes para nuestros líderes de hoy.
Para ello Fernández Aguado ha seleccionado los sucesos económicos, empresariales, políticos y humanos del Imperio Romano que pueden servir de paradigmas a itar o de ejemplos a evitar en la actualidad. La estructura de la obra está pensada para que los capítulos puedan ser leídos independientemente. De ese modo, quien tenga interés un personaje puede dirigirse directamente allí. El espacio dedicado a todos es semejante, salvo en algunos –Aníbal, Escipión, Julio César, Calígula, Adriano, Trajano, Séptio Severo, etc. –, cuyas enseñanzas reclamaban mayor atención.
En palabras del autor, «hablar de griegos y romanos es hablar de nosotros mismos. Siempre, pero más en tiempos de incertidumbre (y casi todos lo son), resulta de interés analizar cómo vivieron nuestros ancestros”.
En esa conversación, Fernández Aguado nos contó que decidió adentrase en la escritura de este libro la petición de numerosos empresarios y directivos que, tras leer en sus artículos referencias a la Roma clásica o escucharlas en sus conferencias o seminarios, le han anado a desarrollar esas reflexiones y a vincularlas con la época actual.
El autor considera que “si bien es cierto que hay paralelismos en los sucesos históricos, las circunstancias, los personajes y las decisiones son novedosos. ¡Es posible aprender del pasado! ¡No estamos condenados al fatalismo! Resulta viable innovar, y es más fácil cuando conocemos tanto los yerros como los logros del pasado, y sus causas. Considero que contemplar lo acaecido en siglos anteriores puede –correctamente captado– iluminar nuestros pasos”.
Me quito el sombrero.
@JuanmaRomeroTV