O ESPAÑA O LAS AUTONOMÍAS

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Ha llegado la hora. Ha llegado la encrucijada vital del ser o no ser. O ESPAÑA O LAS AUTONOMÍAS. Y vamos a dejarnos de competencias, transferencias y demás gaitas. Lo que España no puede sotar son 17 Virreyes, 17 Gobiernos, 17 Parlamentos y miles de diputados y políticos profesionales. Ese es el verdadero cáncer y eso no puede seguir así ni un minuto más. Por tanto, ¡fuera Autonomías!. Salvo las Históricas, Cataluña y el País Vasco, y estas con clarísas y rotundas líneas rojas infranqueables. Y si hace falta un cirujano de hierro, Bismarck, o una señora Thatcher, se inventan.

 

¡Hay que repristinar!.

 

¿Y eso que coño es?. Repristinar es volver al origen. Lo que quiere decir que para poder llevar a cabo la revolución política que hay que hacer no habrá más remedio que volver al origen, al comienzo de la Transición o incluso al momento de la muerte de Franco. Hay que empezar de nuevo haciendo tabla rasa de todo lo que se ha hecho mal y nos ha llevado donde estamos. El enfermo está en fase terminal y ya no hay más remedio que pasarlo el quirófano y que los cirujanos saquen los bisturís y comiencen a cortar lo sano (también habría que cortar la marioneta del Senado, reducir a 100 los señores diputados del Congreso, retirar al 100% las subvenciones a los Sindicatos, a la Patronal y a los Partidos Políticos. ¿Hay que recortar?. ¡Pues recortemos en serio!).

 

¿Y eso no sería un Golpe de Estado?. Ni hablar, eso sería reconocer que todo lo que se hizo desde “el café para todos” del analfabeto señor Suárez hasta el Estatuto Catalán ha sido un desastre. En cualquier caso, sería un Golpe de Estado democrático (y mejor es hacerlo desde dentro a que vengan otros y te lo hagan desde fuera).

 

Miren ustedes, ya el año 1979 quien esto firma publicó en “El Imparcial”, que dirigía Julio Merino, un artículo firmado con el pseudóno de “Hamlet”, en el que entre otras cosas se decía: “El café para todos del Presidente Suárez será la ruina de España y algún día hasta Dios le pedirá cuentas el disparate que está cometiendo. Algún día las Autonomías serán el fin de la España que pusieron en órbita los Reyes Católicos. Estoy convencido de que el señor Suárez, a quien dios guarde muchos años, tendrá que derramar lágras de arrepentiento”. Pero, no fue sólo “Hamlet” quien vio lo que aquello significaba. También lo vio con la máxa claridad el cerebro que hizo posible la transición de la Dictadura a la Democracia sin sangre y civilizadamente. Porque fue el propio Torcuato Fernández Miranda, quien siendo Senador designación Real, alertó de los peligros que traerían las Autonomías: “están locos, están locos, las Autonomías, como las han planteado, nos llevarán al desastre y al caos. “Lo” de las nacionalidades romperá un día la unidad de España. Ni la República se atrevió a tanto”. Poco después, y muy pocos días antes de su muerte en Londres, diría: “El error más grande que cometos, y yo el prero, fue el cómo trajos la Monarquía. Ese sí que fue un error. La nueva Monarquía tenía que haber roto con la monarquía de Franco. Tras el 20 de noviembre tuvos que dar otros pasos: El Príncipe tenía que rechazar sus derechos franquistas y empezar de cero. El Consejo de Regencia debió disolver las Cortes, cesar al gobierno Arias y autoinmolarse a favor de un Gobierno Provisional que convocara elecciones generales a unas verdaderas Cortes Constituyentes. Luego debió celebrarse un Referéndum sobre la forma de Estado, para ver que quería realmente el pueblo español”.

 

¿Y ahora qué?. Ahora repristinar y esperar. ¿Esperar qué?. “Lo de siempre: que España caiga otra vez en los separatismos, en la corrupción y en la anarquía política barriobajera. Ortega tenía razón: “No es esto, no es esto”.

 

Sí, sí, ya sé que muchos pensarán que eso, tal como están las cosas a estas alturas del 2012, es el sueño de una noche de verano. Porque ¿qué fuerza tiene este Gobierno o el que venga, o los que vengan, para poner la desaparición del Estado Autonómico?. Pero, eso tiene una fácil respuesta. Los garantes de esa operación quirúrgica no pueden ser otros que los que constitucionalmente están para evitar la desintegración de España. Es decir, las Fuerzas de Seguridad del Estado y si preciso fuere, las Fuerzas Armadas. Naturalmente, con el Rey a la cabeza… ¡aunque vaya con muletas!.

 

Señorías, hoy no tengo más que decir.

 

AVERROES

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