Es la Bolsa con peor pinta que he conocido

luis_aparicio
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La larga racha bajista que ha llevado al Ibex a sus niveles más bajos desde 2003 ha sido la más fea que he conocido en los muchos años que sigo la Bolsa como periodista. Tengo argumentos para justificar la caída bursátil y se los daré. Pero no es eso, ha sido más una sensación: ver cómo la Bolsa se despeñaba día a día sin que hubiera nada ni nadie que se opusiese al descalabro. Como si la Bolsa española se precipitase el gigantesco espacio sin recibir siquiera una mirada de atención.

 

Son ganas de aguar la fiesta después de dos días de rebote de la Bolsa española en un cortíso ciclo alcista que no se producía en más de un mes. Por un poco más de caña al mono no pasa nada (nos pasamos el día escuchando o leyendo malas noticias) y, además, ya se sabe que lo malo siempre vende más que lo bueno.

 

Hay miles de razones para explicar el comtamiento bajista de la Bolsa y su récord de pérdidas frente a otros mercados mundiales. Ahora bien, nunca había visto este desamparo en el mercado español. Ya trabajando, conocí el crash bursátil de 1987 con un derrumbe rápido y lpio… pero a la misma velocidad venían los cazadores de gangas y los valores brincaban de alegría, aunque a unos meses vista estuvieran nuevamente sometidos al yugo de las pérdidas.

 

En estas semanas de desplome lo más curioso ha sido la total pasividad del dinero. Partiendo de un escasíso volumen de contratación, la Bolsa iniciaba los diez preros minutos del día con subida y al rato ya estaba los suelos marcando mínos del año y engordando las pérdidas. Tras esa apertura y el derrumbe, total pasividad del dinero incapaz de reaccionar a precios, ratios, dividendos (ayer publicamos que habían crecido un 10% en el prer trestre del año).

 

La nada absoluta, la falta total de reacción que invita a pensar que ni los cuidadores de los valores están la labor. Este olvido de la Bolsa tiene, a mi entender, mucho que ver con la crisis la que atraviesa el sector bancario. Entre sus miles de actividades, las entidades salen a la Bolsa todos los días a arañar un jornal. Pero ahora con sus problemas de liquidez, no es el momento. Preocupa más la autofinanciación y no hacer inversiones que penalicen las exigencias de capital. Además sus obligadas experiencias con la autocartera se han librado últamente con abundantes pérdidas.

 

La jibarización de las cajas de ahorros abunda en este discurso donde las entidades desmontan sus grupos industriales y pasan de ser compradoras claras de acciones a querer venderlas a toda prisa. Tampoco interesa a las entidades recomendar a sus clientes la vuelta a la Bolsa, metidas en una eterna guerra del pasivo.

 

Falta inversión institucional que nadie está dispuesto a financiar ninguna compra de acciones. La venta acelerada de un paquete de ACS en Iberdrola da buena cuenta de ello. Por últo, los extranjeros –colectivo principal de la Bolsa española tendrían que estar muy locos para invertir en España, bolsa líder mundial en pérdidas y con una economía que hoy se destaca como problema de la eurozona.

 

A la Bolsa con los bancos inactivos, sin dinero institucional, sin las cajas enredando en las participaciones industriales, solo le queda el inversor particular, el único que tiene dinero y también ganas. Por prera vez puede invertirse esa tendencia inversora que empieza en las caidas con las compras de los bancos y cuando el ciclo ya está maduro se traspasa a los particulares que acaban sotando las pérdidas de los finales de ciclo. Ahora el ciclo puede empezar los particulares, interesados, muy interesados pero que no se atreven con una Bolsa tan fea.


PD: Tengo un compañero aquí en Invertia que atribuye todos los males de la Bolsa al levantamiento de la prohibición de las compras a corto en los bancos. Creo que puede afectar, pero lo fundamental para mí es la desaparición del inversor institucional enfermedad. No obstante, lo indico para no echar nada en saco roto.

 

LUIS APARICIO

Director de Contenidos de INVERTIA

www.invertia.com

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