Los políticos han destrozado la confianza en España y eso vale mucho dinero

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¡Cuántas veces se habla de la necesidad de consenso en los grandes temas! ¡Cuántas veces se apunta a la conveniencia de no politizar las instituciones y dejarlas en manos de altos funcionarios experentados e independientes! Tras la pra de riesgo enca de los 500 puntos, tras el descrédito y la pérdida de confianza de nuestra economía se encuentran los políticos, su visión cortoplacista hasta el próxo encuentro electoral.

La politización tan extrema en la sociedad española es determinante en este proceso de falta de credibilidad de la economía española que se traduce en desinversiones con pras de riesgo históricas en la etapa del euro y con el capital extranjero huyendo del Ibex.

 

En este proceso, uno de los episodios anecdóticos, pero que más me llamó la atención fue la asociación Jueces para la Democracia –no olvidemos que la judicatura es uno de los estamentos más politizados y su negativa a aplicar la reforma laboral “regresiva e injusta”. El colmo, que los jueces que están para aplicar las leyes aprobadas el legislativo cuestionen al legislativo. Impresionante.

 

Muchos casos rodean a la judicatura en temas distintos a la economía que son conocidos todos y cuyo criterio oscila siempre a favor del Gobierno de turno. Aunque muy tante la politización de la Justicia para la seguridad de hacer negocios en un país, los políticos directamente se sobran y se bastan.

 

En este año de profunda crisis de la credibilidad española, han sido dos los hitos con su reflejo inmediato en el mundo del dinero. El anterior Gobierno descabalgó del poder con la seguridad de haber dejado el déficit público en el 6% y el nuevo Ejecutivo le rebatió con que en realidad estábamos en cifras del 8,5%. Incluso se acusó al partido de Mariano Rajoy de buscar ventaja exagerando los males. Finalmente, Europa dio la razón a los nuevos cálculos del ministro Montoro y en ese febrero de alarma comenzó el castigo a la pra de riesgo española hasta estos días.

 

Europa empezó a pensar que a lo mejor los datos españoles no eran tan fiables y surgió el fantasma deGrecia, país paradigmático en el engaño y el maquillaje de las cifras públicas. Duríso varapalo a la economía española y a la confianza que transmite que intensificó, creo yo, esa intervención tácita que sotamos hace meses.

 

La otra gran derivada de esta crisis empieza a despejarse estos días. Dos empresas auditarán a la banca española y el Banco Central Europeo estará echando un vistazo a las cuentas para ver que todo es correcto. Es la otra gran pata de nuestra crisis, la bancaria, tras la de la deuda. Años de silencio de una institución también politizada como el Banco de España han traído estas tremendas consecuencias.

 

No fiarse de la entidad gobernada Miguel Ángel Fernández Ordónez es uno de los mayores fiascos de la economía española de este siglo y parte del anterior. Es como decir que las cuentas y balances de nuestro poderosíso sistema financiero son papel mojado, prácticamente un acto de fe.

 

Supongo que el gobernador habrá estado sometido a toda suerte de presiones, desde el partido que le puso en el cargo, hasta las Comunidades Autónomas en busca de alianzas a su gusto entre sus instrumentos de poder financiero (cajas) y algo más.

 

Ahora que se estudian campañas sobre la marca España, no habría otra mejor que ir desalojando la política de los supervisores, las estadísticas y la Justicia. Esta sería la mejor marca España. El desprestigio no es solo cuestión de prurito… además cuesta muchíso dinero a las empresas y al resto de españolitos.

 

Luis Aparicio Pérez, Director de Contenidos de INVERTIA / www.invertia.com

 

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