Carlos Cernuda, director de Kreab Gavin Anderson.Hace algunos años, sobre la medianoche, era divertido mancharse las manos de tinta de un periódico recién hoado. La prera edición rezumaba como un cruasán.., tierno, humeante, pero sobre todo, calentito de actualidad. Esa cuadrilla de periodistas (los rezagados), sorbían el penúlto café mientras husmeaban lo que decían aquellos matutinos que volaban de la rotativa a la mesa del bar noctámbulo. Aquello se leía de un tirón, casi sin respirar, y la tropa se iba a la cama con los dedos sucios y la cabeza llena de noticias pegadas en los labios.
Hoy, con sólo apretar el botón del ordenador, llegamos más lejos que nunca, y sin necesidad de esperar a la furgoneta de reparto. La gran diferencia es que para compartir lo que se cuenta hay que tocar muchas teclas y hurgar sobre muchas pantallas anónas. Lo que peor se lleva es no poder criticar con acidez (de forma coral) las formas de un comentarista político.
Todo esto viene a cuento que el periodismo evoluciona fugazmente, y su brutal vorágine arrastra a todos los actores que (en mayor o menor medida), también participan en el tránsito de la tinta a la tecla. Entre estos jugadores está la Comunicación, entendida como una herramienta más de la gestión empresarial. Después de años de relativa expansión, la llegada de la nueva pravera de las redes sociales, y/o el infinito google (entre otros) ha obligado a cambiar de paso y de objetivos. Ya no sólo se trata de plementar sesudos análisis corativos, sino de establecer nuevas referencias, que van desde pulsar la propia reputación de la empresa, hasta saber situarla como referente entre los nuevos públicosobjetivos que viven y para la Red. Hay un cambio de modelo y ciclo, que obliga a reinterpretar el entorno y adaptarse al mismo.
El empresario ansía despejar incertidumbres forzado claro está, lo excepcional de la situación económica y política, pero también la social. Cuando tiene que comunicar ya no sólo valora ser parte de un titular o disfrutar del éxito efímero de una buena encuesta, sino tener la capacidad de aproxarse a la “nueva densión de las emociones” que le ha tocado padecer (salvo alguna rarísa excepción).
Sin perder de vista los hábitos corativos, seduce la clave del éxito de un emprendedor o la fórmula para cómo poder optizar el talento de un empleado o su compromiso con la empresa. Conocer, templar y actuar, diría un taurino…, recrearse en la faena de cultivar la reputación, ampliar el conociento, fomentar las relaciones institucionales o pulsar la Responsabilidad Social, en un mundo donde ni hay puertas al campo, ni se les espera. La globalidad de nuestro entorno conduce inexorablemente a dar respuestas globales, y la Comunicación se encuentra embutida en ese proceso de ruptura e incipiente recreación.
Curiosamente el diccionario define a la Comunicación como “compartir algo, poner en común”. Es decir, lo del café y la crítica coral. Mientras esperamos con infinita paciencia que pase la marea, perfilamos un nuevo escenario, y acomodamos nuestra vida a vivir sin tinta y sin tiempo, siempre podremos recurrir al romanticismo de que cualquier tiempo pasado no fue peor, y además más divertido.
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