¿A qué juega la prensa internacional?

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Veinticuatro horas antes de que el Eurogrupo tomara la decisión de participar en la solución de los problemas de una parte del sistema financiero español, e incluso antes de que el propio gobierno tomara la decisión de solicitar el apoyo de Europa, una filtración de Reuters encendía todas las alarmas cuando citando fuentes comunitarias y otra alemana aseguraba que el sábado era el día en que España reclamaría ser oficialmente intervenida. Era la enésa utilización de los medios de comunicación internacionales para presionar a España en una dudosa política a la que los grandes medios han participado con alborozo y sin cuestionarse el papel desarrollado.

 

En la entrega de premios de la Asociación de la Prensa de Madrid, el príncipe Felipe se lucia ante los periodistas madrileños recordando con nitidez que “hoy y siempre es fundamental la labor del periodista de calidad, del que informa con rigor, analiza con conociento y opina con responsabilidad, respetando unas normas deontológicas elementales”.

 

Años atrás, Noam Chomski, escribía que “la prensa, vestida siempre con los rojos de la objetividad y de la dignidad, resulta cada vez más instrumento de manipulación informativa, de comunicación sesgada y, en fin, de presión económica, política e ideológica”.

 

Difícil hacer conjugar ambas reflexiones y de ello han dado sobradas pruebas los “prestigiosos” y “rigurosos” diarios internacionales que llevan semanas dándose un baño de amarillismo, rebozándose en el mal periodismo y escondiéndose detrás de fuentes ignotas, cada vez que han

abordado la difícil situación de la economía y del sistema financiero español, aunque este fenómeno no ha afectado exclusivamente a España, sino que también lo han sufrido Grecia, Portugal o Italia. Hasta la propia Merkel se ha visto en la obligación de pedir que no se alenten rumores.

 

Es un hecho demostrado que no todos los movientos en torno a las expectativas de evolución de las cuentas de un país, sean necesariamente especulativos, aunque está igualmente demostrado que muchos de los movientos especulativos de las operaciones a corto y que han retados millonarios beneficios a quienes así operan, han contado con la connivencia de medios de comunicación –supuestamente prestigiosos que han hecho prevalecer esos intereses espurios a los de sus propios lectores. Y cuando no ha sido así, los citados medios se han deslizado en un mundo de intereses políticos ofreciendo informaciones, más o menos fundamentadas, amparándose en difusas fuentes que no ofrecen ninguna credibilidad aquellos de que los mediterráneos somos ca de cañón para la elite financiera de la City o de Wall Street.

 

A la postre, los muchos ataques recibidos han terminado poner las cosas posibles para España y han colocado a la prensa como transmisores necesarios de presiones y malas noticias interesadas bajo una filosofía que podíamos creer que estaba descartada y que gira en torno al famoso “el fin justifica los medios”.

 

El editorial de un reconocido medio internacional pidiendo a los griegos que votaran una determinada fuerza política, puede parecer una intromisión del todo punto rechazable, aunque la realidad es hoy la prensa se mueve esos arrabales y otros mucho menos elegantes.

 

 

Carlos Díaz Güell es editor de Tendencias del Dinero e innovaspain.com, profesor de la UCM y consultor de comunicación empresarial

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