I.V.A. (Impuesto sobre el Virus Autonómico)

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Como señala el admirado maestro de comunicadores, Enrique Sueiro: Comunicación + Coherencia = Confianza. Modestamente me atrevería a sugerir que, a medida que la situación es más trascendente, esta ecuación debe tender al infinito. En sus factores y en su resultado.

 

He aquí una práctica sanitaria trascendente: LA VACUNACIÓN. El principal logro de la investigación biomédica. Cualquier experto señala a esta práctica como la medida sanitaria más coste efectiva para combatir las enfermedades infectocontagiosas. Desde que en 1796, el médico –investigador y poeta inglés, Edward Jenner aplicara prera vez esta técnica al niño James Phipps, también hijo de Albión, cientos de millones de personas han evitado enfermedad, padeciento, dolor y muerte a partir de una vacuna. Ya hay enfermedades erradicadas del planeta gracias a la correspondiente vacuna. Máxa eficiencia contra la enfermedad.

 

Otra reflexión concomitante: en España el calendario de la vacunación infantil no es homogéneo en todas las correspondientes Comunidades. No todas coinciden en un calendario vacunal uniforme, único; y existen variaciones en cuanto a  edades, pautas y dosis de vacunación.

 

Si juntamos los tres prolegómenos, y con relación a la vacunación y sus enormes beneficios: ¿alguien entiende que la COMUNICACIÓN correspondiente, no sea COHERENTE y homogénea a lo largo de todas las comunidades de España, para generar la correspondiente CONFIANZA en esta eficiente práctica sanitaria parte de los padres? Supongo que no.

 

La situación llega a ser ridícula. Me agino al virus o bacteria correspondiente tratando de atravesar la aduana autonómica elegida, para cebarse con un infante determinado. Fallar, a veces, en su empeño infectante y ser repelido, dependiendo de su origen, hacia las fronteras correlativas de otra autonomía. En éstas otras, como todo el mundo sabe, la labor preventiva de unos buenos callos a la madrileña o de una txapela bien ajustada, determinaría que el microorganismo patógeno pudiera o no anidar. Buscando su huésped, nuestra miasma iría rebotando de criatura en criatura, y de autonomía en autonomía, hasta encontrar a aquel pobre púber carente de los efectos protectores del “pescaíto” frito, el pulpo a feira, o la cecina de vaca. Fiel en su empeño y ya encontrada la vícta gracias al hueco autonómicovacunal correspondiente trataría de echar raíces y multiplicarse bíblicamente, obra y gracia de un calendario vacunal infantil no unificado. Eso sí, exclusivamente en esa autonomía inerme frente al agresivo ser. Porque como todo el mundo sabe, la blindada barrera aséptica que ofrecen las fronteras de las comunidades, ora Despeñaperros, ora el puerto de Somosierra, pediría al malévolo germen anidar en otros seres que no estuvieran delitados las potentes murallas autonómicas.

 

A todo esto, los padres, que leemos, nos informamos, y tratamos de prevenir enfermedades y sufriento a nuestros hijos, tenemos que desembolsar como “I.V.A.” (Impuesto sobre el Virus Autonómico) la cantidad correspondiente a la compra de la vacuna no contemplada. Y como es lo más normal en un estado soberano donde todos los ciudadanos somos iguales ante la ley, pero no ante los microbios, solo pagaremos este “I.V.A.” dependiendo de en qué comunidad nos encontremos.

 

Ridículo e irresponsable. Como míno.

 

Parece que el próxo Consejo Interterritorial va a abordar y a tratar de unificar un calendario vacunal infantil único en toda España. Las Sociedades Científicas más directamente relacionadas quieren intervenir y opinar.

 

Parece que la sensatez va a volver a unir lo que la incoherencia separó.

 

Estemos atentos a los resultados. No es una cuestión baladí. Se trata de que todo aquello que tenga una trascendencia tan determinante para la salud, como la vacunación pero no sólo, cuente con un mensaje coherente para que la confianza de los ciudadanos revierta en forma de salud global en uno de los estratos más sensibles de nuestra población: nuestros hijos.

 

Y además evitando el gasto destinado a tratar enfermedades evitables, que “la pela es la pela… tú”. Hoy más que nunca.

 

Comunicas. Ergo existes.

 

Francisco J. García Pascual (Socio Director de ComDotCom)

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