RNE fue la emisora más perjudicada en el EGM que conocos ayer. En total perdió 585.000 seguidores en un año y sus principales programas perdieron entre un 35% y un 54% de su audiencia. Desde la llegada de Manuel Ventero, la salida de Lucas y la reestructuración de sus Informativos nos han hecho más que caer. Ahora desde la dirección de RTVE se buscan soluciones. Hay varios planes de emergencia con el objetivo de detener la sangría que puede ser brutal en verano.
En verano de 2012 RNE rozó los dos millones de espectadores casi coincidiendo con el nombramiento de la nueva cúpula de la emisora a cargo de Manuel Ventero. Casi diez meses después el balance es desolador. Los programas que rozaban el liderazgo se hunden en el anonato y la emisora ha marcado 1,2 millones de seguidores en este últo EGM, casi 800.000 menos que en junio del año pasado. Probablemente nunca en la historia del EGM una cadena había perdido tantos oyentes en tan poco tiempo. La Radio pública ha batido un triste récord.
{div float:left}{module EGM RADIO|table} Frente a esta situación el diagnóstico que se hace en RNE es claro: hay que detener la sangría, de lo contrario los resultados del EGM del verano pueden ser desoladores. Para ello ya se están moviendo piezas y activando soluciones de emergencia. De momento no hay claridad respecto del camino a tomar, aunque sí están activados todos los resortes. Los menos drásticos piden al menos cambios en la línea editorial o que se suavicen los contenidos. Menos politización y menos cercanía al PP para poder reconstruir la audiencia perdida, en su mayoría gente más afín al PSOE que construyó el grueso del espectacular creciento de la emisora en los últos tres años.
Mientras, los más críticos piden un cambio radical y una renovación completa de la parrilla para que ya empiece a funcionar en septiembre, lo que incluiría la salida de los principales rostros como Manuel HH o Yolanda Flores. Y es que muchos directivos dentro de RTVE creen que los problemas de RNE, además de políticos, tienen que ver mucho con sus formatos: antiguos, sin ritmo y sin caras nuevas. Cambiar algunas piezas sería el comienzo de la ‘revolución programática’ que muchos piden. ¿Podríamos tener novedades antes del verano?
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