Dicen que más vale estar solo que mal acompañado. Así terminan muchos niños enrabietados a los que sus papás y mamás no les hacen caso, o los que no tienen amigos. Ponen pucheros, lloran un poco, y luego se ‘chivan’ a los profes. Algunos son niños, y hay que dejarles que aprendan, y otros, mucha experiencia que tengan en la vida, siguen siendo (pobres) niños rencorosos.
También hay niños ‘repelentes’ que hacen todo lo que sus profes les digan. Rastreros con sus compañeros de clase, capaces de todo conseguir su minuto de gloria y llevarse la palmadita de sus mentores.
Y luego están esos que aunque peinen canas (o las tiñan) se piensan que siguen siendo niños y continúan jugando con ‘juguetitos’, a falta de amigos que les rodeen.
Al final estos niños se quedan solos, y van llorando los rincones sus desdichas, rogando y comprando amigos. Estos niños (pobres criaturas) son los famosos Sanz y Fax: los Zipi y Zape sanitarios, el dúo sacapuntas ´médico’, o las azúcar moreno ‘diabéticas’. Les llamemos como les llamemos (o no les llamemos) al final, todos sabemos cómo son y quiénes son. Ahora, al parecer, tienen envidia de la juventud que perdieron, del pelo que no tienen, y hasta de los amigos que nunca tuvieron.
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