Las dietas heterodoxas son aquellas que, sin ninguna evidencia científica que las avale, prometen al paciente resultados rápidos y ‘mágicos’ mediante la prohibición de un grupo de alentos que distorsionan la realidad científica del nutriente y que se basan en el consumo de determinados alentos preparados que suele vender la persona o entidad que promueve este tipo de tratamientos dietéticos.
Según la doctora Ana Zugasti, especialista en Endocrinología y Nutrición, médico adjunto de la Sección de Nutrición y Dietética Clínica del Complejo Hospitalario de Navarra, “las dietas milagro son un riesgo para la salud y se pueden volver en contra del paciente el efecto rebote y posibles complicaciones en las comorbilidades que presente el paciente con obesidad”. Sin embargo, se esta que un 31% de los españoles que han sufrido obesidad ha seguido algún tipo de dieta milagro .
Así se ha puesto de manifiesto durante el 55 Congreso Nacional de Endocrinología y Nutrición, en el que el sobrepeso y la obesidad ha sido uno de los temas más analizados. En este sentido, más de cinco millones de personas en España padecen obesidad y 15 millones pesan más de lo que deberían. Entre el 30 y 35% tiene obesidad abdominal.
Algunas de las dietas heterodoxas más famosas son la Dieta Ornish, muy pobre en grasas, Dieta del Dr. Atkins, pobre en carbohidratos y rica en grasas, Dieta de la Zona, puramente hiperproteica, Dieta de Montignac, disociada, entre muchas otras. Según la doctora Zugasti, “se trata de dietas promovidas, en la mayoría de los casos, personas ajenas a la medicina y cuentan con escaso o nulo aval científico. Además, suelen ponerse de moda que las realizan personas famosas, favoreciendo su rápida divulgación Intet”. Por el contrario, una dieta eficaz es aquella capaz de conseguir una pérdida de peso segura y sostenible a largo plazo y que tenga consecuencias positivas sobre las enfermedades asociadas y los factores de riesgo, como ejemplo la diabetes o la hipertensión arterial.
En relación a las dietas hiperproteicas o bajas en carbohidratos, podrían ser una solución alternativa en el tratamiento de la obesidad, “siempre y cuando la distribución de macronutrientes se haga de manera adecuada, aunque solo se dispone de datos de eficacia a corto plazo, de 6 a 12 meses”, explica esta experta. “Además, hasta el momento, los ensayos clínicos demuestran que lo que marca la diferencia en la pérdida de peso no son las manipulaciones en las prociones de los macronutrientes sino las diferencias en la ingesta energética”.
Razones las que se recurren a estas dietas
A pesar de que la gran mayoría de estas dietas puedan ser consideradas como dietas heterodoxas, ya que no son respaldadas científicamente, son aceptadas la sociedad y difundidas masivamente en los medios de comunicación, lo que supone un problema, ya que estas recomendaciones dietéticas promueven prácticas de alentación para perder peso que no coinciden con las establecidas las guías clínicas y los consejos nacionales e internacionales para el tratamiento de la obesidad.
El éxito de estas dietas entre la población general reside en los grandes y rápidos resultados que se consiguen al seguirlas. Son multitud las razones las que las personas que sufren sobrepeso deciden recurrir a este tipo de dietas en vez de recurrir a la medicina convencional. “En general, los pacientes obesos tienen una idea preconcebida sobre su peso ideal y lo que las dietas heterodoxas prometen es ese peso ideal que ellos buscan”, explica la doctora Zugasti. “Sin embargo, ese peso ideal que tanto anhelan los pacientes obesos no existe, es un peso utópico, ya que es casi posible de conseguir y de mantener”. De hecho, estas dietas suelen crean falsas expectativas en los pacientes.
Otra de las razones la que estos pacientes recurren a este tipo de dietas es que las dietas heterodoxas prometen resultados definitivos y duraderos, “algo completamente erróneo, ya que cuando los pacientes terminan de hacer este tipo de dietas, recuperan todo el peso perdido”, añade.
Una forma de mantener el peso conseguido es, sin duda, hacer ejercicio físico de forma regular, algo que, no obstante los pacientes obesos o con sobrepeso no suelen llevar a la práctica. “Actualmente, vivos en una situación de crisis y el sector sanitario se ha visto muy afectado ello. Así, la sobrecarga asistencial del sistema público es tan grande que los especialistas se han visto obligados a espaciar las revisiones del obeso, lo que perjudica en el seguiento del tratamiento que se les plantea y en la educación y adopción de hábitos de vida saludables como parte fundamental de dicho tratamiento”, concluye la doctora Zugasti.