En la lucha contra el cáncer un número creciente de fármacos ya puede utilizarse en pacientes que podrán obtener un mayor beneficio del mismo. Los avances en biología molecular han permitido identificar biomarcadores y el resultado ha sido, en algunos casos, una mejoría muy significativa del pronóstico. Los patólogos, profesionales cuya labor es esencial en la gestión de la actividad clínica de la enfermedad, destacan que los biomarcadores hacen posible un uso más eficiente de las grandes innovaciones terapéuticas.
‘Sería un error que, las circunstancias críticas actuales, las restricciones en el gasto afectaran negativamente a las pruebas que nos ayudan a saber si un paciente va a ser sensible a un tratamiento. Asignar a cada paciente el medicamento más adecuado debe ser visto como una forma de optizar su uso’, aseguró el doctor Miguel Angel Piris, presidente de la Sociedad Española de Anatomía Patológica (SEAP) y uno de los participantes en el sposio Biomarcadores: Anticipando la respuesta al fármaco, celebrado en el XXVI Congreso Nacional de la SEAP (Cádiz, 2224 de mayo). Una reunión a la que asistieron 900 miembros de esta sociedad científica.
El patólogo es el responsable metodológico de las técnicas utilizadas para analizar los biomarcadores: desde la recogida de la muestra hasta la elaboración del informe con los resultados. El papel clave de este profesional en la identificación de los pacientes candidatos a beneficiarse de las terapias dirigidas y en la validación de los nuevos biomarcadores fueron contenidos de esta sesión, en la que también se revisó un ejemplo de éxito: cómo se ha conseguido transformar la historia natural del cáncer de mama HER2 positivo. Es éste un tipo de tumor muy agresivo cuya tasa de supervivencia se ha multiplicado gracias al abordaje con anticuerpos que actúan sobre las vías de señalización de esta proteína cuando está sobreexpresada en la superficie de las células. De hecho, el HER2 está considerado el paradigma de esta nueva forma de tratar el cáncer.
Nadie pone en duda que la relación entre oncólogos y patólogos ha cambiado. Según el doctor Federico Rojo, patólogo y director científico del Biobanco de la Fundación Jénez Díaz de Madrid, ‘se ha establecido entre ambas especialidades un nuevo diálogo a otro nivel, una conversación que antes no existía. Los patólogos participamos ahora de forma más concreta en las decisiones que se toman en el manejo de algunos tipos de cáncer’.
Para el doctor Joan Albanell, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital del Mar de Barcelona, los avances en la terapia molecular han fortalecido las relaciones entre patólogos y oncólogos. ‘El ejemplo más claro es que la SEAP y la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) vienen trabajando conjuntamente para elaborar consensos para la determinación de biomarcadores que son prescindibles para la selección del tratamiento adecuado. El prero de ellos fue para HER2 en cáncer de mama y a éste le siguió otro también para HER2 pero en cáncer gástrico’.
A nivel hospitalario el flujo de comunicación resulta clave y lo es en el ámbito asistencial, de ensayos clínicos y de investigación traslacional. “El objetivo final es caminar de la mano para hacer llegar a los pacientes las terapias biológicas que más beneficio van a atarles. Es éste un ámbito apasionante que exige que el rol del oncólogo y del patólogo se lleven a cabo en un entorno de colaboración mutua si queremos ser eficientes”, añadió el doctor Albanell.
En el sposio de Cádiz participó el doctor Hartmut Koeppen, del Departamento de Investigación en Anatomía Patológica de Genentech, en San Francisco, quien destacó un cambio general en el papel del patólogo. “Ha quedado atrás la época en que su principal responsabilidad era lograr un diagnóstico a partir de los resultados de una biopsia. En este momento, el patólogo ha ampliado su campo de acción del diagnóstico al tratamiento al contribuir con sus estudios a la toma de decisiones terapéuticas”.
Nuevas herramientas de análisis
El doctor Piris aclaró que a través del diagnóstico histológico los patólogos ya hacían antes una selección de grupos de pacientes que podían beneficiarse de protocolos específicos. ‘Ahora lo que han cambiado son las herramientas: hay sistemas de análisis molecular más complejos que procionan muchos más datos. También es bastante mayor el número de fármacos… Un nuevo contexto que ha convertido la labor del patólogo en pieza clave a la hora de diseñar la mejor estrategia farmacológica posible contra algunos tumores. Un especialista con una labor esencial en la gestión de la actividad clínica contra el cáncer. En su tarea se cruza el desarrollo de la investigación básica con las necesidades farmacológicas de los pacientes y la propuesta de una serie de medidas terapéuticas concretas’, explicó el doctor Piris, que es jefe del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander.
No todos los hospitales pueden disponer de los sistemas más complejos para realizar esta tarea. Pruebas diagnósticas de poca complejidad se ofrecen de forma generalizada. Cerca de 250 hospitales en España realizan pruebas de inmunohistoquímica y unos 60 centros cuentan con laboratorios en los que se realizan técnicas de patología molecular de cierta complejidad. ‘Un número ya más reducido es el de los que están en condiciones de realizar las pruebas más complejas, cuyas ventajas clínicas deben incluirse en una prestación para todo el sistema nacional de salud”, comentó el doctor Piris. Asismo recordó que a la sociedad científica que preside le preocupa poder “integrar una oferta que permita a cada paciente o especialista encontrar un sitio de referencia que resuelva sus problemas diagnósticos. En este sentido, se ha avanzado a través de la plementación de programas de control de calidad que acreditan que el tratamiento que hacen los diferentes laboratorios de inmunohistoquímica, patología molecular u otros tengan el nivel de competencia necesario’.
En la misma línea se pronuncia el doctor Rojo, que defendió que, aparte de la tancia de estudiar la biología de cada tumor, es preciso insistir en que dicho estudio se haga desde los laboratorios con el personal más experentado y con una mayor infraestructura, reordenando el sistema si es preciso para poder prestar servicio a todas las comunidades autónomas. ‘Debe hacerse una medición de biomarcadores de una forma robusta, es decir con la mayor calidad que la información resultante es clave para el paciente; ello quizá sea necesario proceder a una articulación u ordenación de los distintos sistemas autonómicos. Hay que partir de la base de que ‘todos’ los centros no pueden hacer un estudio de ‘todos’ los biomarcadores. Probablemente habría que seleccionar a los laboratorios con mayor capacitación’, comentó este experto.