Hijo de periodista, hermano de periodista, marido de periodista, padre de periodistas y, supuesto, maestro de periodistas. Jesús de la Serna consagró toda su vida a una profesión que lo ha llevado a convertirse en un referente deontológico en España y a la que se ha dedicado hasta que, en la madrugada del 5 de septiembre de 2013, falleciera en Madrid a los 87 años.
Duelo en el Periodismo español el falleciento de Jesús de la Serna (Santander, 1926Madrid, 2013), uno de los referentes de la ética periodística de nuestro país. Un maestro de periodistas con una trayectoria profesional encomiable que recibió el Premio Ortega y Gasset 2013 que otorga El País, del que fue subdirector y defensor del Lector, así como vicepresidente hasta su falleciento de la Fundación Escuela de Periodismo de este diario. También fue merecedor del premio Juan de la Cosa un artículo publicado en Pueblo en 1954, de la Redacción de Informaciones que le concedieron sus excompañeros del vespertino en 1980, de la Medalla de Oro de la Asociación de la Prensa de Madrid (1999) y del Premio Nacional de Periodismo que le concedió la FAPE en 2002.
Convencido de la función de defensa y puesta en valor de la profesión que realizan las asociaciones profesionales de periodistas, en noviembre de 2004 entró a formar parte del Consejo Deontológico de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), cargo que ocupó hasta el año 2000 y que ya había ocupado su padre, Víctor de la Serna, durante los años 1950 y 1951. Además fue presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), dirigió los diarios Pueblo e Informaciones y fundó la revista Teresa
Jesús de la Serna pertenecía a una familia consagrada al periodismo. No en vano, fue nieto de la escritora Concha Espina, hijo de Víctor de la Serna Espina, hermano del también periodista Víctor de la Serna, marido de la periodista Pura Ramos y padre de periodistas. En una de sus últas entrevistas, concedida a la revisa Periodistas (FAPE), aseguró que tenía ‘tinta en las venas y plomo en el alma’. ‘Hemos perdido a un maestro de periodistas, que ató calidad y ética a la profesión y fortaleció y defendió la organización que nos agrupa’, ha declarado la presidenta de la FAPE, Elsa González, quien ha destacado además ‘la gran calidad humana’ de su antecesor en el cargo.
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