Manual del jefe de Prensa: ‘off the record’ significa privacidad hasta en los pasillos oficiales

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Una de las normas básicas del periodismo y de prero de carrera es el anglicismo ‘off the record’, que no ser inglés debería ser menos entendido, aunque uno no tiene que ser ducho en este tema pero, si ha llegado a ser un flamante jefe de prensa, se entiende que hasta ahí llegan unos conocientos básicos. Es decir, que cuando dos personas, periodista y parlamentario, ejemplo, hablan apartados y, quizá, en ‘bajini’ están manteniendo una conversación privada, es decir, ‘off the record’.

 

El caso es que últamente algunos jefes de prensa han mutado en guardaespaldas con toque estilo ‘Inspector Gadget’, es decir, que hacen de sombra de sus jefes políticos, o no tan jefes, para escuchar una conversación y se permiten el lujo de grabarla, eso sí, con mucho garbo y gracieta, y más cara que otra cosa, al ser reprendidos y sorprendidos contestan: ‘¿Qué pasa, es que no puedo grabar?’.

 

Y aquí llega la segunda lección del buen jefe de Prensa: se graba lo que va a ser publicado y lo que no es privado. Pero si se mantiene una conversación ‘off the record’, entre un parlamentario que, para más cachondeo, ya es de broma esto, no es tu jefe directo, no se puede grabar bajo ningún concepto que esas dos personas tienen un compromiso, no de boda si no pilla el término el avezado jefe, perdón, o avezada, jefa de prensa, pero sí tácito, es decir, que esa conversación no saldrá de allí salvo acuerdo ambas partes.

 

Se cuenta, se comenta, que el otro día, en los pasillos de un organismo, la jefa de prensa de un político con altos cargos en la oposición y gran prestigio, se convirtió en el actor no invitado de una conversación privada de otro parlamentario y un periodista, que hablaban de ‘sus cosillas’, o de lo que les apeteciera, y se encontraron que había una tercera persona en la conversación, que no sólo ‘ponía la oreja’, como dice el refranero popular, sino que, además, se permitía el lujo, que hoy en día es todo un lujo, recordemos que los políticos sólo responden a las preguntas pactadas, de grabar sus palabras, quizá para un posterior tirón de orejas.

 

Ahora se disculparan diciendo que la culpa de todo la tienen los móviles, uno se emociona con tanta aplicación y, en lugar de confundirles la noche, como a Dinio, les confunden los botones, la emoción les embarga y, en la ilusión de lo prohibido, a grabar a todo el que se ponga a tiro, eso sí, del móvil claro. Y el ‘off the record’ es algo que he oído pero no sé ‘ni pá qué se utiliza’, ya uno es esclavo de las aplicaciones.

 

Seguiremos Informando…

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