El Socio fundador y Presidente de Llorente & Cuenca ha contado en el diario argentino La Nación cuál es la fórmula para crear valor: Comunicación y reputación.
Así, José Antonio Llorente indica en el diario que, ‘con el tránsito del siglo XX al siglo XXI, las sociedades modernas han experentado un profundo cambio en sus dinámicas empresariales, en los roles adoptados los directivos y en las formas de relación entre las compañías y la sociedad civil. Tradicionalmente, el indicador del éxito o del fracaso se basaba en el volumen de ingresos o la capitalización bursátil. La llegada del siglo XXI ha traído consigo un cambio de paradigma: el rendiento económico y financiero sigue siendo un pilar prescindible para el desempeño de las compañías, pero los líderes corativos se han dado cuenta, fin, de que el largo plazo no puede asegurarse sin considerar los factores de la llamada Quíntuple Cuenta de Resultados, concepto que representa la confluencia de diversos elementos en los resultados de la actividad empresarial’.
El directivo habla de la ética empresarial, la huella medioambiental, el talento del capital humano o la Responsabilidad Social de las Empresas como parte de esta Quíntuple Cuenta de Resultados, y añade que ‘son piezas de un rompecabezas que, en conjunto, definen la reputación de una empresa o institución financiera. En la actualidad, vivos en un mundo donde la reputación se ha convertido en una herramienta que influye de forma determinante en la gestión de las empresas e instituciones. Y esto es así que, a día de hoy, la reputación determina la relación de las organizaciones con sus stakeholders’. Estos son ahora ‘quienes influyen en las estrategias empresariales’, añade.
José Antonio Llorente también asegura que ‘una empresa que acredita una buena reputación es una empresa sostenible en el largo plazo, pues goza del respeto y la fidelización de sus stakeholders. En conclusión, en el siglo XXI ya no es suficiente ofrecer de forma automatizada productos y servicios: se trata de ofrecer valor añadido, innovación, confianza y excelencia. Todo esto puede lograrse a través de la Comunicación, una herramienta que va inseparablemente ligada a la reputación de una empresa. Las empresas han de saber, necesariamente, comunicar sus objetivos, su visión, misión y valores, gestionar su Comunicación interna para optizar la relación entre los miembros de la compañía, y sacar el máxo partido de sus herramientas de Comunicación externa para gestionar la relación con los stakeholders. En definitiva, la comunicación genera reputación y la reputación genera valor’, concluye el directivo en su artículo del diario La Nación.
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