¿Ha sido Intereconomía –en donde he trabajado un Grupo de comunicación o la tapadera de un despacho de brokers? Según fuentes internas y directas del Grupo, el entorno de Julio Ariza invertía en Bolsa en grupo coordinado Ana Roldán. Era desde el fax del despacho de la secretaria desde donde salían las órdenes a Riva y García 1877 S. A. para vender y comprar.
En dos de los documentos a los que he tenido acceso, se trata de órdenes de venta de acciones de Solaria: 10.834 Anarol Inversiones S.L., la sociedad de la que es propietaria y administradora única Ana Roldán, y 16.493 Diego Martínez Perán, actual pomposo vicepresidente de lo que queda del naufragio sin paliativos de Intereconomía. Las órdenes tienen fecha de 17 de diciembre de 2008.
Según fuentes solventes y contrastadas, esa práctica de invertir en Bolsa en grupo era constante y en ella podían estar plicados media docena de directivos de lo que fue la ‘déca planta’ de Castellana 36, antigua sede central de Intereconomía, que Ariza hubo de desalojar desahucio ante los pagos a la propietaria, Mutua Madrileña. Entre los inversores se encontraría también un destacado periodista que todavía permanece en el Grupo.
Era Ana Roldán la que confeccionaba los escritos de cada uno de los inversores que vendían o compraban al unísono. Parece lógico pensar que cuando hablamos de Ana Roldán nos estamos refiriendo a una sple mandada o pantalla de Julio Ariza, salvo que se pueda establecer que Julio Ariza ha sido un mero hombre de paja de Ana Roldán, lo cual es muy literario pero altamente probable. Es más preciso hablar de sbiosis casi perfecta. Ana Roldán aparece como apoderada en la sociedad El Periódico del Motor, donde Julio Ariza tiene parte de su patronio, tanto en liquidez como inmobiliario, un montante de más de 4.800.000 euros.
Fuentes del sector financiero consideran lógico que un grupo de directivos de Intereconomía, de la confianza y el entorno de Julio Ariza inviertan en Bolsa cuanto se ha tratado de un grupo básicamente especializado en economía y específicamente en Bolsa. Sin embargo, tanto esas fuentes, como profesionales de la comunicación consultados, inciden en ciertos interrogantes éticos, del tipo de que tanto Ariza como ese grupo directivo que actuaba a sus órdenes podían utilizar a su favor información privilegiada precisamente tratarse de medios de comunicación especializados en Bolsa. En esa hipótesis, Ariza y su entorno se habrían aprovechado del trabajo de los profesionales –a los que, cierto, llevan meses sin pagar en su propio beneficio económico.
También Ariza y su entorno podrían haber sentido la tentación de orientar las informaciones tanto de la radio como de la televisión de forma que se favorecieran las decisiones inversoras previstas el Grupo, de manera que se indujera en el mercado a subir o bajas las acciones de una compañía.
La hipótesis de que Intereconomía haya tenido este componente de oficina de brokers cuadra bastante y explica una de las decisiones aparentemente más absurdas de Julio Ariza, como fue instalarse y mantenerse, ampliando continuamente las plantas alquiladas, en Castellana 36, en plena milla de oro, en la zona más cara de Madrid y de toda España, hasta el punto de que los alquileres representaban la desorbitada cifra de 200.000 euros mensuales o 2.400.000 anuales. Los pagos a Mutua Madrileña superan los dos millones de euros.
La sede de Castellana 36 habría permitido a Julio Ariza mantener una relación más fluida con los empresarios más relevantes de las empresas del Ibex, en unas condiciones de mayor confianza e igualdad, consiguiendo de esa manera informaciones claves y suculentas para que las inversiones en Bolsa fueran seguras y altamente rentables, pudiendo amasar fortunas al margen del negocio aparente.
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