Xavier Horcajo formaba parte del selecto grupo de afines a Julio Ariza que jugaba en Bolsa al dictado de Ana Roldán, según fuentes solventes y contrastadas. Un grupo de directivos de Intereconomía invertía en grupo, de manera coordinada, en Bolsa, con órdenes que eran remitidas desde el fax del despacho de Ana Roldán, la secretaria personal de Julio Ariza.
Según esas fuentes, Horcajo era el único periodista que formaba parte de ese selecto grupo, en el que estaban también la propia Ana Roldán y Diego Martínez Perán, vicepresidente del Grupo y que se refería a Julio Ariza como ‘dios’. Según fuentes internas de Intereconomía, esa cercanía incluida la económica de Horcajo a Julio Ariza explicaría o ayudaría a entender la posición que está ocupando en esta etapa de agonía y naufragio. Horcajo también participó en operaciones confusas para obtener publicidad de la ONCE, con estrategias marcadas Miguel Durán.
Horcajo está pidiendo contribuciones a los menguados espectadores. Esa fue iniciativa que puso en marcha en su día Julio Ariza y que causó una conmoción interna que fue la prera señal para todos de lo obvio: que la nefasta gestión de Ariza, manteniéndose, ejemplo, en Castellana con alquileres desorbitados de 200.000 euros al mes, había llevado al desastre a la empresa. Horcajo quiso darle algún contenido a lo que era manifiestamente pasar la gorra denunciando una inexistente persecución política.
La idea de Horcajo era crear un grupo de afines a Intereconomía con los que negociar o presionar al Gobierno, una especie de ‘lobby’, pero el ‘Club de Amigos’ nunca funcionó. Entre otras cosas, que desde el prer momento no se enviaron los discos, dvds y libros que se prometían y que iban a salir de los ‘stockajes’ de la empresa. Las bajas fueron inmediatas y la fiscalización de esas donaciones fue opaca cuanto menos, según diversas fuentes, que la gestión se externalizó pronto.
A pesar de su actitud pública, en privado, con varios trabajadores y extrabajadores de Intereconomía, Xavier Horcajo ha mostrado su desaliento, sus críticas a Julio Ariza y ha llegado a verse vendiendo paellas en Finlandia. Otro que mantiene un discurso diferente en público y en privado es Javier Algarra quien, en encuentros privados con extrabajadores, ha llegado a echarse a llorar, ha indicado que ha perdido treinta kilos, que sigue que no tiene donde ir y que su situación personal es insostenible el pago de sus nóminas.
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