Presentación de la Guía de Cribado del Cáncer de Cuello de Útero en España 2014

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El cáncer de cuello de útero (CCU) es una de las neoplasias más frecuentes en las mujeres. En España anualmente se diagnostican unos 2.500 nuevos casos y unas 850 mujeres fallecen como consecuencia de este tumor (34.000 nuevos casos en Europa, con más de 16.000 fallecientos). Asismo, en nuestro país se esta que hasta 90.000 mujeres son tadoras de lesiones intraepiteliales de alto grado o verdaderas lesiones premalignas del CCU. La plantación de programas de cribado poblacional para la prevención secundaria del CCU y la utilización preferente de la determinación del virus del papiloma.

 

humano (VPH) como prueba única de cribado, en mujeres entre los 30 y 65 años, podría reducir de forma muy eficaz y eficiente la incidencia y mortalidad dicha enfermedad. Ésta es una de las principales recomendaciones de la Guía de Cribado del Cáncer de Cuello de Útero en España 2014, que se ha presentado hoy en el marco del XXVI Congreso de la Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia y que ha sido publicada en la revista Progresos, de la SEGO, y en la Revista Española de Patología, de la SEAP.

 

Según el doctor Juan J. Hernández, presidente del Comité Organizador de este Congreso, ‘la causa necesaria del cáncer de cuello de útero y de sus lesiones precursoras es la infección el VPH. Por ello, uno de los objetivos prordiales de este congreso es poner sobre la mesa soluciones y nuevas estrategias con las que detectar lesiones premalignas y, tanto, prevenir el desarrollo de un cáncer invasor, o bien diagnosticar neoplasias en estadio inicial cuyo tratamiento plica menor morbortalidad y mejor supervivencia’:

 

El doctor Aureli Torné, coordinador del documento y representante de la Asociación Española de Patología Cervical y Colposcopia (AEPCC), considera que ‘para detectar las lesiones precursoras de esta neoplasia es necesario optizar la realización de pruebas de cribado en mujeres asintomáticas’. En esta línea, la guía recomienda que las mujeres que han iniciado su actividad sexual y con edad comprendida entre 25 y 65 años deberían someterse a programas de cribado poblacional. ‘Aunque la citología cervical exclusiva en el cribado continúa vigente, siempre que se cumplan los controles de calidad preceptivos, la transición a cribado basado en la prueba de VPH en mujeres mayores de 30 años debería ser alcanzable en un plazo de 35 años para todos los ámbitos del cribado prario de cáncer de cuello uterino’ matiza el doctor Torné.

 

Este documento aconseja, asismo, en el caso de mujeres de riesgo elevado, un programa de cribado específico ‘siguiendo las recomendaciones de las Guías Europeas de Control de Calidad y de las sociedades científicas plicadas; realizar programas de seguiento específico para mujeres con riesgo elevado de padecer cáncer de cuello uterino o recoger la información en relación con la práctica de estas pruebas a fin de poder evaluar si sigue los criterios establecidos’ explica el doctor Torné.

 

Junto a la tancia de poner en marcha los programas de cribado poblacional e incorar nuevas pruebas, es destacable la necesidad de disponer de registros que permitan medir el pacto preventivo de dichas medidas.

 

Costeefectividad de los programas

Muchos países, entre los que se encuentra España, siguen realizando un cribado otunista, con la consecuente pérdida de la equidad y, en gran medida, de la eficacia y la eficiencia. Por ese motivo, esta guía contempla la necesidad de plantar un cribado organizado para reducir

 

la incidencia de CCU y especialmente si dicho cribado incora la prueba de VPH. ‘La tasa de participación en las pruebas de cribado es un parámetro clave para conseguir una relación costeefectividad aceptable, sobre todo que las mujeres no participantes o las que participan con menor frecuencia suelen ser las que están en mayor riesgo de desarrollar un cáncer de cuello útero. Promover la participación de estas mujeres que no acceden al cribado es mucho más costeefectivo que incrementar la frecuencia de las citologías o el intervalo de edades’, asegura el coordinador de esta guía.

 

Actualmente, la evidencia establece que la duración del efecto protector de una prueba de VPH negativa es el doble que el de una citología negativa, lo que permite extender el intervalo de cribado de forma segura al menos 5 años. Además, su mayor sensibilidad justifica su utilización como prueba de cribado prario en mujeres mayores de 30 años. Así, ejemplo, múltiples ensayos aleatorizados realizados en Europa demuestran que la prueba de VPH es el test más sensible actualmente disponible para la detección de una lesión premaligna. En el ámbito de las evaluaciones económicas, existen estudios que han evaluado favorablemente la relación costeefectividad de la prueba de VPH en comparación con la citología. De cualquier forma, las posibles ventajas ofrecidas la incoración de la prueba de VPH en el cribado se cumplirán siempre y cuando exista un programa bien organizado, con una adecuada cobertura poblacional y políticas de selección de conducta clínica bien establecidas en los casos en los que la prueba sea positiva.

 

En nuestro país, respecto al cribado del CCU, existen estrategias de Salud Pública diferentes para cada una de las 17 comunidades autónomas. Mayoritariamente los programas de prevención del CCU son otunistas y con una tante heterogeneidad en sus características y criterios de aplicación. A modo de ejemplo, Castilla y León y La Rioja son las únicas autonomías que tienen modelos de cribado poblacional; sin embargo, en las otras 15 autonomías el cribado es otunista.

 

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