Las Redes sociales y el nuevo Califato: estrategia de Comunicación y expansión del Estado Islámico

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Desde julio de 2014 ha pasado a llamarse Estado Islámico (EI), ya que sus enemigos árabes quieren que se le identifique con el concepto de ‘Daesh’, cuyo sonido se asemeja a ‘algo que aplastar o pisotear’, con el objetivo de ofender a estos terroristas. Incluso, el Ministerio de Interior español pide que se utilice esta denominación, la de EI, con la intención de que cale en la opinión pública Hablamos del Estado Islámico de Iraq y Siria (ISIS), una organización terrorista cada vez más profesionalizada y globalizada, que ha visto en la Comunicación un punto de partida para difundir sus doctrinas y como un pilar clave para su expansión internacional.

El Califato y los community managers que trabajan para él se han mostrado como profesionales de la Comunicación que trabajan en una nueva concepción del yihadista. La imagen del terrorista aislado en las montañas de Pakistán y apartado del mundo contemporáneo ya no resulta atractiva. El Estado Islámico trabaja ahora en una nueva imagen: la del yihadista globalizado que comparte todas sus acciones, disfruta de comida, coche, techo y una trepidante vida en su lucha contra los infieles, un perfil difundido constantemente en redes sociales. La profesionalización de sus estrategias comunicativas supone su expansión en las redes y le permite acceder a nuevos reclutas en todo Occidente.

El último caso salía a la luz el 8 de abril, cuando los Mossos detuvieron a once personas en Cataluña, entre las cuales se encontraban algunos españoles conversos, uno de ellos menor de edad. Todos pertenecían a la célula ‘Fraternidad Islámica para la Predicación de la Yihad’, liderada por un peluquero llamado Alí. A este último fueron capaces de integrarlo en tan solo un año. El grupo ya había planeado varias acciones terroristas que iba a llevar a cabo de forma inminente: el secuestro y decapitación de un español y atentados contra edificios públicos y privados. Pero esto no es un caso aislado, ya que forma parte de una amplia lista de nuevas células surgidas en Europa, y una fuga cada vez más continua de occidentales a las filas de la yihad en Siria. Estado Islámico, gracias a sus estrategias de reclutamiento a través de las principales redes sociales y nuevas técnicas de Comunicación, convierte a jóvenes europeos en víctimas y verdugos del terrorismo al mismo tiempo.

Existe un enorme contraste entre la actual expansión del EI y los avances de Al Qaeda en su momento. La clave está en la profesionalización de la Comunicación dentro de sus filas. Mientras que Bin Laden se limitaba a escribir enormes textos en lengua árabe solo comprensibles para entendidos en el Islam, esta organización maneja las redes con mensajes cortos, concisos y efectivos al alcance de cualquiera. Además, ha pasado a escribir en el lenguaje universal: el inglés. Esto ha convertido al EI en el referente internacional de la yihad por encima de Al Qaeda, que no fue capaz de hacerse ni con la mitad del territorio iraquí, mientras que EI ha conseguido el control de tres cuartas partes en dos meses. Este enorme éxito se entiende desde la profesionalización y las renovadas capacidades de sus estrategias de Comunicación.

Para lograr una expansión exitosa en el territorio iraquí, la estrategia de la agrupación ha seguido un proceso de varias fases y ha entendido la importancia de comportarse como un Estado ‘normal’ en el ámbito social, económico y mediático.

En Raqqa (Siria), el EI ha sido capaz de consolidar una administración local totalmente eficiente, encargándose de labores de reconstrucción, creando líneas de autobuses para la población aislada y poniendo en marcha un programa de distribución de alimentos para los más desfavorecidos. En definitiva, ha logrado ser más eficiente de lo que lo fue Bashar al-Assad, dictador sirio. A nivel económico, el Estado Islámico busca la independencia hasta el punto de llegar a firmar un contrato de venta de energía con el propio Bashar al-Assad, que acabó subcontratándole y financiándole. Por último, ha profesionalizado su estrategia a nivel propagandístico y mediático. Actualmente, su gestión imita a la Comunicación institucional de cualquier otro Estado. La organización terrorista incluso publica un informe anual en el que hace un repaso de su actividad en el último año, la evalúa y establece objetivos para el próximo.

EI ha identificado qué acciones tienen más impacto en los medios de Comunicación, así que todas ellas responden a una estudiada estrategia. Los recientes asesinatos de periodistas internacionales a manos del Estado Islámico son prueba de ello. ‘No solo porque son extranjeros, también porque son periodistas, un colectivo muy mediático. Tanto los secuestros de periodistas como las ejecuciones de informadores son extremadamente rentables en términos propagandísticos para el Estado Islámico’, asegura Pablo Sapag, investigador de la Universidad Complutense de Madrid y del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile. La masacre de 21 cristianos en Libia ha tenido mucha menos repercusión mediática que la de un solo periodista estadounidense o los secuestros de españoles. La organización terrorista es consciente de ello.

Por otro lado, la prensa española se ha referido equívocamente a los grupos que asesinaron a miles de cristianos sirios como ‘rebeldes moderados’. ‘Hoy están plenamente integrados en el EI. Esos hechos no han pasado desapercibidos para el aparato de propaganda del EI que se aprovecha de esas contradicciones, errores y visiones sesgadas del periodismo para catapultar sus mensajes’, añade Pablo Sapag.

En uno de los primeros vídeos del EI donde anunciaba su cambio de nombre con el derribo de la frontera entre Iraq y Siria, el protagonista era un joven chileno que se dirigía a la audiencia en perfecto inglés. El EI sabe que situar a occidentales al frente de sus acciones transmite un mensaje muy claro: que pueden actuar fuera de sus fronteras y hacerse con nuevos aliados de cualquier continente. Sapag explica que, ‘por lo mismo, un joven occidental no debe tener ningún problema para acceder a ese material propagandístico, porque el mismo está hecho para occidentales y, en muchos casos, por occidentales’.

Esta es la clave de la calidad del material audiovisual que difunde el EI actualmente. Tanto en contenido como en difusión cuenta con material propio del cine y profesionales anteriormente dedicados al medio. La integración de yihadistas procedentes de occidente ha sido decisiva en esta profesionalización.

 

Las redes sociales, el mejor canal de Comunicación para el EI

Según David Barrancos, analista internacional de Thiber (the cybersecurity think tank de referencia en lengua castellana en materia de seguridad y defensa en el ciberespacio), sin duda es en las redes sociales donde el Estado Islámico más ha trabajado su crecimiento la agrupación. Una de sus iniciativas más novedosas es una tienda online de merchandising ubicada en Facebook donde se vendían camisetas, polos, sudaderas y juguetes. En este sentido se ve que el EI no solo utiliza la red social creada por Mark Zuckerberg para mostrar la brutalidad en su lucha contra los infieles chiíes, sino también para rentabilizar sus acciones.

En cuanto a Instagram, el objetivo es el mismo que el de los usuarios comunes: mostrar su vida. La mayoría de los usuarios de esta red pertenecientes al EI son occidentales y su función es convencer a sus allegados de que tomaron una buena decisión alistándose. Para ello lo que más predomina son las imágenes de todo tipo de lujos. Presumen en sus fotografías de las casas de las que se han apropiado, sus flamantes todoterrenos o las piscinas en las que se relajan.

Por último, su presencia se consolida en Twitter, donde se ha generado la auténtica revolución yihadista. En los últimos dos años, esta red social ha eliminado miles de cuentas vinculadas a la yihad y afines al Estado Islámico. Los terroristas han sabido adaptar perfectamente su mensaje para gestionar sus campañas en esta red. El sistema de hashtags facilita la difusión de sus contenidos y evita en muchas ocasiones la estricta persecución a la que se ven sometidas sus cuentas. Una de las campañas más exitosas tuvo lugar el día 20 de junio de 2014, bajo el hashtags #AllEyesOnISIS (todos los ojos sobre el ISIS). Los líderes llamaron a sus seguidores y simpatizantes de todo el mundo a subir a Twitter fotografías en las que mostraran su apoyo al Estado Islámico junto con este hashtag. La respuesta fue masiva.

Existe una coincidencia en todas las redes. Los argumentos morales y religiosos han perdido su efecto en la población joven, así que EI no tiene problema en recurrir a sugerentes fotografías que ilustren su vida como yihadistas para atraer las mayores atenciones posibles. ‘Actualmente, los procesos de radicalización responden por tanto a emociones en vez de a argumentos’ asegura David Barrancos.

En respuesta, Iraq, EE.UU. y España han decidido cambiar el campo de batalla para luchar contra la amenaza yihadista y se han dispuesto a trabajar en la red en lugar de sobre el terreno. De esta forma, Iraq ha restringido el acceso a las páginas del EI, las redes sociales que utiliza y las herramientas de Comunicación o páginas web de información y periódicos sospechosos de apoyar a la organización terrorista. Así que la población se ha visto obligada a recurrir a aplicaciones y redes alternativas para comunicarse con el exterior.

Por su parte, como también relata David Barrancos, Obama ha decidido abandonar sus ataques por tierra, mar y aire y ha optado por una opción más económica: los ataques por Twitter. En 2011, tras el inicio de la Primavera Árabe, el Presidente estadounidense ordenó la creación del Centro de Comunicaciones Estratégicas Antiterroristas. Con esta herramienta, EE.UU. se comunica directamente con los reclutadores, atacándoles dialécticamente, desmontando sus mensajes y exponiendo su falta de lógica. Así surgió la campaña ThinkAgain, TurnAway: ‘piénsalo otra vez, y date la vuelta’, destinada a responder a todos aquellos militantes que defendiesen la yihad en las redes sociales y a refutar sus argumentos. Los diplomáticos estadounidenses respondían a los militantes del EI cuando afirmaban que acabarían con todos los tiranos, recordándoles la muerte de niños inocentes o que eran los seguidores del califa los que decapitaban, crucificaban y deshonraban a las mujeres de sus hermanos musulmanes.

Por último, España ha encargado recientemente desde el Ministerio de Interior un sistema para buscar potenciales terroristas en las redes sociales a través de la huella digital. Esta decisión ha levantado polémicas, ya que toda la información se acumulará en el sistema para crear un ‘histórico de información’ sobre los ciudadanos. El Ministerio precisa que las redes sociales de las que puede ‘captar la información’ son Twitter, Google Plus, Linkedln, Tumblr, Instagram y Flickr.

En los últimos años, decenas de jóvenes han abandonado Occidente para marcharse a luchar a Iraq o Siria, y muchos ponen sus conocimientos en Comunicación, creación audiovisual y redes sociales al servicio de los terroristas. El EI ha entendido que el aspecto mediático es fundamental en su estrategia y ha creado una gestión comunicativa que nada tiene que envidiar a la de un Estado europeo o una gran empresa. Así, no solo ha logrado que musulmanes occidentales se interesen por la organización, si no que ha conquistado ciudades enteras.

El éxito del Estado Islámico en el ámbito propagandístico y de la Comunicación es definitivo, su campaña en redes sociales ha consolidado un importantísimo avance del yihadismo y una preocupante fuga de occidentales a sus filas. El tiempo determinará si esta estudiada estrategia supone el relevo definitivo de Al-qaeda.

Seguiremos informando…

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