La falta de independencia de los agentes encargados de la recogida de las muestras de sangre y orina está detrás de las sombras que se ciernen sobre el dopaje español. El sistema, lejos de acercarse a los estándares internacionales, sigue caracterizado por un cártel médico que actúa como juez y parte. Al menos así lo aseguran fuentes afectadas por este escándalo.
Y es que, mientras la normativa internacional determina que la muestra debe ser recogida por alguien totalmente independiente del que analiza, de manera que se garantice el anonimato y no se puedan ocular positivos, en España los mismos médicos encargados del rendimiento de los deportistas son los que se ocupan de sus controles antidopaje. Es decir, hay médicos en nómina de las federaciones deportivas (o a cargo de los servicios médicos de los centros de alto rendimiento) realizando controles a los mismos deportistas que entrenan.
Pero no es el único escándalo. Pese a que las muestras tienen una corta vida antes de deteriorarse y eliminar rastros de dopaje, en nuestro país, los laboratorios de análisis cierran los fines de semana. De esta manera, las muestras recogidas los viernes suelen perderse.
Estas peculiaridades han provocado que el sistema antidopaje español haya estado siempre cuestionado. ‘Lleva tiempo bajo sospecha a nivel internacional, siempre con dudas sobre el encubrimiento y la ocultación de positivos’, subrayan los expertos.
Ante esta alarmante situación la Agencia Española para la Protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD), encargada de la lucha contra el dopaje, sacó a concurso en marzo de 2014 la adjudicación del servicio de toma de muestras de sangre y orina de deportistas. Al concurso se presentaron dos empresas: la alemana Professional Worldwide Control (PWC) y la sueca International Doping Test Management (IDTM). Pero hoy en día, el concurso está prácticamente paralizado por una serie de irregularidades administrativas y arbitrariedades en la gestión de la adjudicación.
Los expertos en deporte reclaman una resolución urgente ante autoridades deportivas españolas. Piden establecer un marco adecuado que deje de poner en peligro ‘la imagen internacional de España, que siempre se ha servido del deporte como estandarte’.
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