Carlos González Bosch: ‘El farmacéutico puede hacerle ver al ciudadano que su sangre salva vidas’

Todavía tienen que transcurrir muchos años para que la sangre artificial pueda sustituir a la sangre humana donada. Por lo que la única esperanza hoy en día para aquellas personas que precisan transfusiones son los donantes voluntarios. Pero ¿cómo se puede motivar a una persona sana a donar sangre con regularidad? En el marco del Día Mundial de la Donación de Sangre, Carlos González Bosch, presidente de Grupo Cofares, destaca la importante labor del farmacéutico.

 

‘El verdadero valor del farmacéutico es la labor didáctica que realiza con el ciudadano haciéndole ver que lo importante es el hecho de que esa sangre que él dona va a servir para salvar vidas’, comenta el presidente del Grupo Cofares. Y es que, la sangre es el regalo más valioso que podemos ofrecer a otra persona.

 

Este año, el lema de la campaña que promueve la Organización Mundial de la Salud (OMS) es ‘Gracias por salvarme la vida’. La campaña gira en torno a los testimonios de personas cuyas vidas han podido salvarse gracias a una donación de sangre. El fin es motivar a los donantes habituales a que sigan donando sangre y alentar a las personas que gozan de buena salud y nunca han donado, en especial a los jóvenes, a que empiecen a hacerlo.

 

Y es que, a día de hoy existen muchos países en los que la demanda de sangre supera a la oferta. Solo hay 62 países en el mundo donde el suministro nacional de sangre procede casi en su totalidad de donaciones voluntarias no remuneradas, mientras que 40 países siguen dependiendo de donaciones procedentes de familiares o incluso de donantes remunerados.

 

España es un país ‘admirable’ en ese sentido. Así lo califica Carlos González Bosch. El presidente de la cooperativa distribuidora de medicamentos argumenta que en nuestro país existen unos sólidos mecanismos de donación derivados de la política de trasplante y mucha solidaridad. Sin embargo, nunca es suficiente. Las donaciones regulares de sangre por un número suficiente de personas sanas son imprescindibles para garantizar la disponibilidad de sangre segura en el momento y el lugar en que se precise.