El dolor lumbar, la inflamación y la rigidez deben alertar de una posible espondiloartropatía

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El 1,9% de la población mundial padece espondiloartropatías (SpAs), un grupo de enfermedades reumáticas inflamatorias, entre las que se encuentra la espondilitis anquilosante (EA), que padecen cerca de 550.000 españoles, o la artritis psoriásica (APs), entre otras. El perfil habitual de paciente corresponde con personas jóvenes, situadas entre los 20 y 40 años de edad, y que generalmente cuentan con antecedentes familiares que sufren enfermedades como espondilitis, psoriasis o enfermedades digestivas inflamatorias.

El conocimiento de estas enfermedades por parte de los ciudadanos es reducido y en ocasiones sus síntomas no se asocian a una afectación inflamatoria, si no que pueden confundirse con otras dolencias, lo cual dificulta su diagnóstico. Con el objetivo de compartir experiencias sobre el diagnóstico precoz de estas enfermedades y la eficacia de las terapias biológicas para su tratamiento, cerca de 30 reumatólogos se han reunido en Granada en torno a la jornada ‘Actualización en Espondiloartropatías (SpAs): Algo para recordar’, organizada en colaboración con Pfizer.

Los primeros síntomas de estas enfermedades aparecen con un dolor lumbar o inflamación en áreas articulares o tendinosas, que interfieren con el descanso nocturno y dificultan las actividades diarias de los pacientes mermando su calidad de vida. “En el caso de las espondiloartritis axiales, el aspecto que debe alertar de la enfermedad, tanto a pacientes como a médicos, es el dolor lumbar o en glúteos que interfiere con el descanso nocturno, y que provoca rigidez articular matutina, dificultando gestos comunes como abrocharse los zapatos o ponerse los calcetines”, comentó en su intervención el doctor Juan Salvatierra, del Servicio de Reumatología del Hospital Universitario de Granada.

El retraso en el diagnóstico es uno de los principales retos que presentan este tipo de enfermedades reumáticas, pues con frecuencia no se sospechan y a veces pasan varios años hasta que es valorado por el reumatólogo. “Para un reumatólogo diagnosticar las SpAs resulta relativamente sencillo, pero habitualmente los pacientes llegan a su consulta cuando ha pasado mucho tiempo. En ocasiones, los síntomas descritos por el paciente no se relacionan con el proceso inflamatorio, sino que se identifican con una dolencia mecánica como la lumbalgia de origen muscular o un problema discal, por ejemplo”, afirmó el doctor Salvatierra.

En el caso de las espondiloartropatías, un diagnóstico tardío puede hacer que “lleguemos demasiado tarde a tratar a esos pacientes, porque cuanto antes se aplique el tratamiento, antes mejoraremos su calidad de vida”, explicó el doctor Enrique Raya, del Servicio de Reumatología del Complejo Hospitalario Universitario de Granada.

Por lo que un diagnóstico precoz de estas enfermedades puede resultar determinante. De esta manera, el doctor Raya, durante su ponencia, puso de relieve la importancia de la imagen en el diagnóstico precoz de ciertas enfermedades reumáticas, como la espondilitis anquilosante, la artritis psoriásica o la artritis reumatoide, donde cada vez se cuentan con métodos de diagnóstico de imagen más perfeccionados y conocidos por los reumatólogos.

En este sentido, el doctor Salvatierra defendió la importancia de homogeneizar las mismas pruebas complementarias de imagen basadas en las recomendaciones EULAR (La Liga Europea contra las Enfermedades Reumáticas), para saber cuándo se deben solicitar resonancias en aquellos pacientes en los que se sospeche una espondiloartritis, sin olvidar la importancia de las radiografías. ‘De este modo, a través de la resonancia, el especialista podrá establecer un diagnostico precoz, valorar la actividad de la enfermedad e incluso verificar si existe algún daño para instaurar el tratamiento más adecuado’, afirmaba el reumatólogo.

Las terapias biológicas actúan inhibiendo las moléculas que generan inflamación y por tanto reduciendo la tasa de progresión del daño articular. El doctor Raya aseguró que ‘han supuesto un antes y un después en la Reumatología y también en este tipo de artropatías inflamatorias crónicas’, así, continuó recordando que las terapias biológicas ‘han cambiado la sala de espera de los reumatólogos, porque antes veíamos con asiduidad a pacientes con deformidades, mientras que ahora son casos excepcionales’.

Los objetivos del tratamiento incluyen el control del dolor y la rigidez, así como la reducción de la progresión del daño articular, de la discapacidad y el deterioro funcional. La fisioterapia y el ejercicio pueden ser importantes para mejorar la movilidad articular de los pacientes.

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